Tus palabras se vuelven tu realidad | Joel Osteen

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Tus palabras se vuelven tu realidad

Dios le bendiga. Quiero hablarle hoy de una verdad fundamental que transforma vidas: sus palabras se vuelven su realidad. Usted está hoy donde está en parte por lo que ha dicho de sí mismo, ya que las palabras son como semillas que, al ser habladas, le dan vida a lo que dicen. Si usted lo dice de continuo, al final se vuelve una realidad.

No se trata solo de ser positivo; usted está profetizando su futuro. Si sigue hablando de victoria, éxito y nuevos niveles, su vida avanzará inevitablemente en esa dirección. El desafío surge cuando la gente profetiza lo opuesto, llamando a la derrota, la mediocridad y la escasez.

Las Palabras son Semillas: La Ley de la Siembra y la Cosecha

La Escritura establece claramente: “Comeremos el fruto de nuestras palabras”. Cuando usted habla, planta palabras, y al final comerá ese fruto.

  1. Cosechará lo que siembre: Si usted quiere cosechar manzanas, debe sembrar semillas de manzana. Es imposible hablar negativamente y esperar vivir una vida positiva.
  2. Boca Pobre, Vida Pobre: No puede hablar de derrota y esperar tener victoria. Si tiene una “boca pobre” (hablando de escasez o deudas), va a tener una vida pobre.

Su desafío es asegurarse de plantar el tipo correcto de semillas. En lugar de decir: “Nunca me liberaré” o “Esta enfermedad ha estado en mi familia tres generaciones”, debe sembrar las semillas correctas:

  • “Dios me está restaurando la salud. Esta enfermedad no vino para quedarse, va a pasar”.
  • “No pediré, no prestaré. Lo que toco prospera y triunfa”.
  • “Tengo el favor de Dios, las bendiciones me siguen a mí. Nuevas oportunidades y nuevos niveles están en mi futuro”.

Si usted sigue hablando así, recogerá una cosecha de cosas buenas.

Profetice su Futuro: La Bendición o la Maldición

Mucha gente no entiende que con sus palabras está mal diciendo su futuro. Si continuamente dice: “Nunca obtengo cambios buenos” o “Jamás pagaré esta hermosa casa”, está maldiciendo su vida y su porvenir.

El Apóstol Santiago dijo que con nuestra lengua podemos bendecir nuestra vida o la podemos maldecir. A veces, el enemigo ni siquiera tiene que derrotarnos, nos derrotamos solos.

Rechace la Derrota Personal

Observe el ejemplo del compañero de bachillerato que profetizó su propio futuro. Siempre decía: “No tanto, estoy más viejo, gordo y calvo”. Años después, se había profetizado su futuro y se veía exactamente como lo describió.

Nuestra actitud debería ser la opuesta:

  • “Estoy rejuveneciendo. Dios renueva mi juventud como las águilas”.
  • “Sigo fuerte, saludable, mejor parecido. Voy a vivir una larga vida productiva y llena de fe”.

Deje de criticarse y empiece a bendecir su vida. Todos los días, mírese en el espejo y diga: “Buenos días, persona bien parecida”. Cuando se enfrente a una situación de estrés o cansancio, hable victoria en su vida.

Llame a la Salud y la Claridad

Si está preocupado por una enfermedad familiar (como el mal de Alzheimer), no hable de lo que podría suceder o haga planes para ello, porque está llamándolo o enviando una invitación.

Usted debe declarar la verdad divina:

  • “Ninguna arma forjada en contra mí prosperará”.
  • “Viviré mis días en buena salud, con una mente clara, con buena memoria y con claridad de pensamiento”.
  • “Mi mente está alerta, mis sentidos están agudos, mi juventud es renovada”.

Sus palabras se volverán su realidad.

La Batalla de la Mente: No Verbalice la Derrota

Proverbios 6 dice: “Nos enredamos con las palabras de nuestra boca”. Esto significa que sus palabras lo atrapan y pueden apartarlo de su potencial.

El enredo no ocurre por los pensamientos negativos (todos los tenemos), sino cuando usted los habla, dándoles vida.

La Regla de Oro: Silencio Ante lo Imposible

Cuando Jesús habló sobre la preocupación, dijo: “No se preocupen diciendo ‘¿Qué comeremos? ¿Qué beberemos?’”. Los pensamientos negativos vendrán, pero la clave es no decirlos. Un pensamiento morirá sin nacer si usted no lo habla.

Cuando se enfrentó a la renovación de $100 millones del Compact Center, Joel Osteen pensó: “Es imposible, no hay forma”. Sin embargo, fue lo suficientemente sabio para mantener su boca cerrada y actuar como si no fuera un gran problema. Él sabía que si no verbalizaba esos pensamientos, morirían sin nacer.

Una cosa es pensar que algo es imposible, pero cuando empieza a decir que es imposible, todo cambia.

Elija la Voz Correcta

Hay dos voces compitiendo por su atención: la voz de la fe y la voz de la derrota.

  1. La Voz de Derrota dirá: “El problema es muy grande. Nunca se va a resolver”.
  2. La Voz de Fe dirá: “Dios tiene una forma. El favor viene. La sanidad viene. Los avances vienen”.

Usted debe elegir cuál voz cobra vida. Si usted verbaliza el pensamiento de derrota, le está dando el derecho de cumplirse.

Estrategias de Fe para el Cambio (El Timón de la Vida)

El Apóstol Santiago compara la lengua con un pequeño timón que controla la gran nave. La lengua determina la dirección de su vida. Para que su vida avance en la dirección correcta (aumento, favor, nuevo crecimiento), usted debe lograr que sus palabras vayan en la misma dirección.

Hable de la Promesa, No del Problema

En tiempos difíciles, es tentador desahogar su frustración y hablar continuamente del problema. Esto lo desanima más y le da más vida al problema, haciéndolo más grande.

Dele la vuelta:

  • En vez de “Tengo un gran desafío”, diga: “Sirvo a un gran Dios”.
  • En vez de “Me ignoraron otra vez”, diga: “Dios dirige mis pasos. Me emociona mi futuro”.
  • En vez de un mal informe médico, declare: “Dios me está restaurando la salud”.
  • En vez de enfocarse en el daño recibido, declare: “Dios es mi vindicador. Él pelea mis batallas”.

No use sus palabras para describir la situación; use sus palabras para cambiar la situación.

Hable y la Montaña se Moverá

Dios creó el mundo con palabras, y Él nos dio el poder de profetizar.

  1. El Ejemplo de David y Goliat: David, aunque sentía miedo, habló en fe. Miró al gigante y profetizó victoria, diciendo: “Yo vengo contra ti en el nombre del Señor Dios de Israel, este día te derrotaré”. Si David hubiera verbalizado pensamientos negativos (“Es dos veces mi tamaño, no veo cómo se va a resolver”), se habría disuadido de su destino.
  2. El Ejemplo de Zorobabel: Zorobabel enfrentó una gran montaña de obstáculos y no habló de lo imposible. Dijo: “¿Quién eres tú oh gran montaña para estar de pie ante mí? Te volverás un montoncito de tierra”. Usted debe hablarle a la montaña, no hablar del problema.

Profetice a sus Huesos Muertos (Ezequiel)

El creyente puede tener situaciones en su vida que parecen muertas (salud, negocio, relaciones), como un valle lleno de huesos secos. Dios le dice al creyente lo mismo que le dijo a Ezequiel: no es suficiente que solo ore, usted necesita hablarlo.

  • Profetice a esos huesos muertos: Llame a la salud, a la abundancia, a la restauración.
  • Si lucha con una adicción, profetice: “Soy libre. Estas cadenas se rompen de mí”.
  • Al mirar sus finanzas (huesos muertos), profetice: “Prestaré y no pediré. Soy la cabeza y no la cola. Entro a la abundancia”.

Si profetiza a los huesos, Dios resucitará lo que parecía muerto y hará que sucedan cosas que nunca sucederían.

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