The Changing Seasons of Our Lives
Para vivir una vida plena, es fundamental reconocer y abrazar cada estación de la vida. La madurez no llega con la edad, sino con la capacidad de discernir las temporadas y aceptar el cambio.
La Sabiduría de Soltar y Aceptar el Cambio
Una parte crucial de la madurez es aprender a soltar las cosas. A menudo, tratamos de hacerlo todo. Si seguimos haciendo algo por demasiado tiempo, podemos llegar a un punto donde ya no podemos hacer nada en absoluto. En ocasiones, el cambio solo ocurre cuando se llega a una crisis que obliga a la persona a cambiar.
Es más sabio reconocer las señales y hacer cambios por elección propia, y no por obligación. Esto incluye delegar tareas, especialmente aquellas en las que la tecnología ha avanzado tanto que es más eficiente dejar que los jóvenes las manejen.
Aferrarse a algo con lo que Dios ha terminado carece de sentido. Una vez que Dios ha terminado una temporada o nos pide que regalemos algo, la unción o la capacidad de disfrutarlo ya no está presente.
Cuidado Personal y Disciplina: Claves para la Energía
Muchos de los problemas que enfrentamos no serían tan difíciles si simplemente hiciéramos lo que sabemos que debemos hacer. Esto incluye la disciplina en áreas como:
- Hidratación: No tomar agua es “una de las cosas más tontas” que se puede hacer, ya que el agua es lo único que limpia adecuadamente los riñones. La falta de energía y el malestar a menudo se deben a la falta de agua.
- Descanso: Es vital dormir lo suficiente.
- Eliminar “Peros”: Necesitamos sacar los “peros” de nuestra vida (como “sé que debería ir a la cama, pero…”) y tomar la decisión de mejorar y actuar sobre lo que sabemos.
El Peligro de Apresurar las Temporadas de Dios
Apresurarse por llegar a la próxima temporada causa problemas. A veces, estamos en una temporada de espera y, cansados de esperar en Dios, tomamos decisiones precipitadas, como dejar un trabajo que no nos gusta, cuando debemos permanecer quietos hasta que Dios nos suelte.
Saltarse una estación tiene consecuencias, como se ilustra con el ejemplo de un invierno inusualmente cálido: al no hacer el frío suficiente para matar los insectos o lo que produce alergias, la primavera trajo una epidemia de mariquitas y mayores problemas de salud. No se debe intentar saltarse las temporadas donde Dios quiere tratar con nosotros, castigarnos o cambiar cosas en nuestra vida.
Carácter sobre Carisma: El Enfoque de Dios
La gente puede tener carisma (un don impresionante) que los llevará a cierto punto, pero si carecen de carácter, ese don no los podrá sostener.
Dios está mucho más preocupado por nuestra actitud y carácter que por lo que podemos hacer para impresionar a la gente. Si usted tiene un don pero Dios no lo está usando, debe examinar su carácter y preguntarse: “¿Cómo trato a la gente?” y “¿Cómo soy en el punto de criticar y juzgar a otras personas?”.
El hombre mira lo exterior, pero Dios mira el corazón.
- Es vital dedicar más atención a nuestra vida interior que a la exterior.
- Si dedicáramos el mismo tiempo a alistarnos espiritualmente para salir que el que dedicamos a vestirnos o maquillarnos, veríamos la diferencia.
- Aunque la gente nos vea “lindos” externamente, si nuestra actitud, carácter, o la forma en que hablamos de la gente es mala, seremos feos para Dios.
Dios nos hará girar en muchas direcciones, incluyendo temporadas de castigo y temporadas donde nada sale como queremos, solo para ver cómo actuamos.
La Temporada de Arar (Preparación Espiritual)
Las temporadas difíciles son necesarias porque representan el arado de la tierra improductiva de nuestra vida. La tierra improductiva (nuestras fallas y orgullo) es dura y pedregosa y tiene que ser arada.
Si queremos que Dios nos use, hay muchas cosas que Él debe hacer en nosotros antes de que pueda hacer algo a través de nosotros. La madurez espiritual es mucho más importante que pararse en una plataforma para compartir nuestro don.
- Perseverancia con Esperanza: Cuando se pone la mano en el arado, la Biblia dice que no se debe mirar hacia atrás. Cuando el trabajo es duro, no debemos enfocarnos en lo difícil que es, sino en la cosecha.
- Fe en la Prueba: Debemos pasar por cosas difíciles con esperanza, que es la expectativa de que algo bueno está a punto de suceder en cualquier momento.
- Actitud Correcta: Durante las pruebas, debemos afirmar: “Esto obrará para bien,” “Esto sucede por un motivo,” o “Dios usará esto para mi bien”. Las experiencias vividas se pueden usar más adelante para ayudar a otros.
El que ara debe arar con esperanza de compartir en la cosecha. Dios nos pide sembrar para nosotros en justicia, cosechar amor firme, y arar la tierra improductiva porque es tiempo de buscar al Señor para que la “lluvia de justicia caiga” sobre nosotros.
El Bloqueo de la Falta de Perdón
El problema más grande que tenemos como creyentes, y el problema número uno en la iglesia, es la falta de perdón. La falta de perdón y el permanecer ofendidos y enojados con otros impide la paz con Dios y bloquea las bendiciones.
Es hora de perdonar, soltar y sobrepasar las ofensas. Al perdonar a quien nos ha herido, no le estamos haciendo un favor a ellos, sino a nosotros mismos. Todo lo que Dios nos pide que hagamos es para nuestro propio beneficio.
Para superar la falta de perdón, hay que tomar una acción de obediencia, incluso si el sentimiento no acompaña la decisión:
- Orar por el Ofensor: Comience a orar por la persona con la que está enojado. Pida que sean bendecidos.
- Bendecir y Actuar: Si surge la oportunidad de suplir una necesidad para esa persona, hágalo.
- Usar el Amor: El amor nunca falla, pero el odio, el resentimiento y la amargura siempre fallan. Debemos usar el arma del amor para “enojar al diablo” y romper su poder en nuestra vida.