Proveyendo sombra para nuestros hijos, 1ª Parte
El pastor John MacArthur expresa una profunda gratitud personal porque sus cuatro hijos (y ahora nietos y bisnietos) están en Cristo. Él enfatiza que la crianza de los hijos cristiana, envuelta en la influencia de la Palabra de Dios y sostenida por una vida piadosa dentro de una iglesia fiel, es el diseño de Dios para crear una próxima generación que ame al Señor Jesucristo. El éxito en esta tarea es posible, a pesar de los cambios culturales, si se siguen los caminos de Dios.
MacArthur usa el título “sombra para los niños”, basándose en un proverbio chino: “Una generación planta los árboles, la próxima generación recibe la sombra”. Cada generación tiene la responsabilidad crucial de plantar estos “árboles” para asegurar la sombra protectora de la justicia para los que vienen.
1. El Modelo Inquebrantable: La Influencia de los Padres y la Iglesia
La influencia más importante en los hijos es la de la madre y el padre. MacArthur agradece a su esposa Patricia por sostener un compromiso inquebrantable con Cristo y por su vida recta, que sirvió como un modelo para sus hijos, asegurando que tuvieran un modelo de madre, no solo un padre predicador. Además del ejemplo de los padres, la fuerza de la convicción y la vida cristiana de la congregación (la Iglesia Grace Community) tuvo un impacto significativo en sus hijos, nietos y bisnietos.
2. La Guerra Implacable Contra los Niños: El Contexto Cultural
MacArthur confiesa que, de todas las influencias pecaminosas y corruptas de la cultura, lo que más le angustia es la guerra contra los niños. Sostiene que la cultura actual está armada y diseñada sistemáticamente para destruirlos.
Esta guerra se manifiesta de múltiples maneras:
- Aborto: Desde el caso Roe contra Wade en los años 70, 62.5 millones de niños han sido asesinados en el útero. La guerra de Satanás comienza en el vientre y nunca se detiene.
- Colapso Familiar: Si un niño sobrevive al aborto, solo tiene un 50% de probabilidad de nacer en un matrimonio y existe alta probabilidad de que esa pareja se divorcie o sea infiel.
- Sistema Educativo y Político: Los niños son influenciados en las escuelas públicas por metas anti-Dios y anti-Cristo. Los políticos y líderes dirigen el país con leyes devastadoras para los niños, promoviendo la libertad sexual, la homosexualidad y el transgénero, y castigando a quienes se oponen.
- Medios y Tecnología: Productores de música, cineastas, proveedores de redes sociales y los gigantes de la tecnología producen cosas que destruyen a los niños.
- Gobierno y Burócratas: El gobierno quiere aún más influencia sobre los niños, buscando proveer educación pública gratuita desde los 3 hasta los 20 años.
Los niños, los más indefensos, están bajo el ataque implacable de todas las fuerzas del mal.
3. La Doble Carga: Pecado Inherente y Consecuencia Generacional
Los niños tienen dos grandes factores en su contra cuando nacen:
- Naturaleza Pecaminosa: Nacen de padres pecadores y comienzan caídos, por lo que su naturaleza es pecaminosa. El Salmo 51:5 afirma: “en maldad he sido formado y En pecado me concibió mi madre”.
- Impacto del Pecado Parental: Nacen en un mundo donde tienen que soportar el impacto de los pecados de sus padres. La Escritura dice que Dios visita las iniquidades de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación (Éxodo 20; Números 14:18; Jeremías 32:17-18).
MacArthur aclara, basándose en Ezequiel 18, que Dios no castiga personalmente a los niños por los pecados de sus padres. Sin embargo, los pecados colectivos de cualquier generación de padres crean una cultura que es el producto de ese pecado, y los hijos que nacen en ella deben soportar ese impacto. Este es un concepto entendido incluso en la literatura antigua (Eurípides, Horacio, Shakespeare).
4. El Mandato Supremo: La Brújula de Deuteronomio 6 (El Chema)
Antes de que los hijos de Israel entraran en la tierra de Canaán, una tierra pagana e inmoral, Dios les dio instrucciones fundamentales que son un modelo para la crianza.
- Responsabilidad Generacional: El mandato implica que el padre tiene una responsabilidad con sus hijos y sus nietos.
- El Chema (Deuteronomio 6:4-6): La base es el amor a Dios: “Oye Israel, Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón y de toda tu alma y con todas tus fuerzas”. Este amor se debe reflejar en obediencia a sus mandamientos.
- Instrucción Constante: La Ley de Dios debe estar en el corazón del padre. Luego, el padre debe repetirla a sus hijos y hablar de ella constantemente: “estando en tu casa y andando por el camino y al acostarte cuando te levantes”. El tema constante de la vida y la plática en el hogar debe ser la Palabra de Dios.
- Manifestación Externa: Los actos (las manos) y la mente deben operar y concentrarse todo el tiempo en Dios y Su ley. El amor por Dios debe controlarlo todo, en lo que se piensa, dice y hace.
- Advertencia: Cuando se establezcan en la tierra y prosperen, deben cuidarse de olvidarse de Jehová y no deben andar en pos de dioses ajenos. Dios es un Dios celoso y castiga el apartarse de Él.
5. El Fracaso de la Segunda Generación (Libro de Jueces)
El libro de Jueces ilustra las consecuencias catastróficas del fracaso parental en el legado espiritual.
- Fidelidad Inicial: La primera generación que entró en Canaán bajo Josué (y los ancianos que le sobrevivieron) fue fiel; vieron los milagros del Éxodo, la provisión en el desierto y la caída de Jericó, y sirvieron a Jehová.
- La Cosecha del Abandono: Después de que murió Josué y toda esa generación, “se levantó después de ellos otra generación… que no conocía a Jehová ni la obra que él había hecho por Israel”. Este fue un desastre y un gran fracaso de los padres.
- Consecuencias Predecibles: Los hijos de Israel “hicieron lo malo ante los ojos de Jehová y sirvieron a los baales”. Dejaron a Jehová para adorar a Baal y Astarot. Baal y Astarot eran deidades asociadas al sexo y la guerra, adoradas con prostitutas sagradas, lascivia y sacrificio de animales.
- Juicio Divino: Debido a este fracaso monumental, el furor de Jehová se encendió contra Israel, y Él los entregó en manos de robadores y enemigos, como había advertido. Dios levantó jueces por 300 años para protegerlos, pero la iniquidad siguió aumentando hasta el final de esa era, cuando “cada uno hacía lo que bien le parecía”.