Cómo orar en un mundo pagano
El pastor John MacArthur sostiene que el mundo ha experimentado una metamorfosis dramática, viviendo ahora en una nación totalmente pagana. En medio de este mar de paganismo, la Iglesia, al igual que el antiguo Israel, a menudo ha cedido a los dioses culturales, reemplazando la verdad con mentiras y la paz con enojo. Las soluciones propuestas por la sociedad (políticas, sociales, económicas o revoluciones utópicas) no son la estrategia de Dios.
MacArthur reta a la iglesia contemporánea a confrontar esta realidad de paganismo con algo que parece ser de muy poco interés: la oración. Al igual que Israel en el Antiguo Testamento y la iglesia primitiva en el Nuevo Testamento, la iglesia actual se encuentra como una pequeña isla en un mar de podredumbre dirigido por el diablo. La batalla no es política ni económica; nuestra batalla es peleada delante del trono de Dios en oración.
Jesús instruyó a Sus discípulos a orar de una manera que refinaba los elementos de la oración tradicional judía y que contrarrestaba la hipocresía de su época y las vanas repeticiones paganas.
1. El Contexto de la Oración: Por Qué Debemos Orar
Dios, a pesar de ser un “fuego consumidor”, es accesible y anhela las oraciones de los justos. En la antigüedad, los rabinos enseñaban que Dios escucha a todos simultáneamente y que la oración era más grande que el sacrificio.
Sin embargo, en tiempos de Jesús, la oración verdadera había sido reemplazada por la hipocresía, donde la gente oraba en las sinagogas y esquinas para ser vista por los hombres, no para ser oída por Dios. Los discípulos preguntaron a Jesús: “Señor, enséñanos a orar”, porque el verdadero sentido de la oración se había perdido en el judaísmo.
Jesús ofrece una estructura, una plantilla para orar en medio del paganismo: el Padre Nuestro (Lucas 11:2-4).
2. La Estructura Teocéntrica de la Oración (Las Primeras Tres Peticiones)
La oración debe estar dominada por el honor de Dios. Las primeras peticiones son acerca de Dios y Su gloria, y acaban con todo egoísmo e interés personal.
A. Dios como Fuente: Padre (Versículo 2)
La primera palabra es “Padre”, lo cual es “absolutamente crítico”.
- Intimidad y Relación: En el Antiguo Testamento, Dios rara vez era llamado Padre en oración. Cuando Jesús llamó a Dios Padre, los judíos quisieron matarlo porque se hacía igual a Dios (Juan 5:18). Jesús introduce un sentido de relación e intimidad que era insólito.
- Abba: La palabra aramea usada era Abba, el término más íntimo y tierno de afecto para referirse a un padre.
- Recursos Absolutos: Este reconocimiento disuelve el temor y la soledad. Cuando se dice “Padre”, se reconoce que Él es la fuente de todo, que tiene todos los recursos, autoridad, sabiduría, compasión y conocimiento para dar lo que se necesita.
- Promesa de Respuesta: Esta relación es la base de la promesa de Dios de conceder la petición (Mateo 7:7-11).
B. Dios como Sagrado: Santificado Sea Tu Nombre (Versículo 2)
Inmediatamente después de “Padre”, el honor de Dios debe ser dominante.
- Prioridad Absoluta: La primera petición establece la prioridad de la oración: “estoy aquí para honrarte”.
- Significado del Nombre: El nombre de Dios representa todo lo que Él es: Su naturaleza, atributos, reputación y personalidad. Los judíos confiaban en carros y caballos, pero la fe del creyente está en el nombre de Dios.
- La Santificación: “Santificado sea tu nombre” no es un saludo casual, sino una expresión de respeto enorme. Significa apartar lo que es común, humano y profano, y reconocer a Dios y solo a Dios como santo. La oración debe postrarse ante Su santidad, reconociendo Su perfección y majestad incomparable.
- Equilibrio: Santificar el nombre protege contra el sentimentalismo excesivo; el judío tradicionalmente emparejaba la compasión de “Padre” con la declaración de Su soberanía total (ej. “Padre Nuestro, Nuestro Rey”).
C. Dios como Soberano: Venga Tu Reino (Versículo 2)
Esta es la tercera petición y el corazón de la oración verdadera.
- Extensión del Reino: La oración pide a Dios que haga lo que sea que extienda Su reino.
- Avance Espiritual: MacArthur señala que estamos hartos del reino de Satanás y las tinieblas. El reino avanza un alma a la vez, un creyente a la vez. La Iglesia es la respuesta de salvación y donde el reino de Dios en la tierra es visto.
- Rebelión Activa: Orar por el reino es una rebelión espiritual contra la caída del mundo y el mal. No se debe ser indiferente a la maldad ni a la condenación eterna. Es un acto de fe que cree que Dios opera mediante las oraciones.