APOCALIPSIS: Capítulo 09
El estudio del Capítulo 9 del Apocalipsis, según el pastor John MacArthur, revela una época terrible de juicio divino que culmina al final de la Tribulación. Este capítulo describe el sonar de la Cuarta y la Sexta Trompeta, juicios que no solo afectan el ámbito físico sino que desatan fuerzas demoníacas sin precedentes sobre la humanidad. Es crucial notar que, según las fuentes, la iglesia no se menciona en absoluto en la descripción de estos eventos.
La Cuarta Trompeta: El Desencadenamiento del Abismo
Al sonar la Cuarta Trompeta, un evento dramático ocurre, marcado por la caída de una “estrella del cielo” mencionada en Apocalipsis 9:1.
Lucifer y la Llave del Abismo
De acuerdo con la interpretación presentada, la estrella caída es Lucifer (Satanás), a quien se le concede la llave del Abismo sin fondo (Abismo sin fin). Este Abismo sin fondo es el lugar donde Dios ha confinado a demonios específicos durante miles de años.
Al abrirse el Abismo, sube humo del pozo, similar al humo de un gran horno, lo que provoca que el sol y el aire se oscurezcan. Inmediatamente después, todos los demonios que han estado confinados en el infierno son liberados para sumarse a los que ya están presentes en la tierra.
La Plaga de Langostas Demoníacas
Estos demonios liberados se manifiestan en la tierra como langostas, barriendo el globo terráqueo como una plaga. Sin embargo, su mandato es muy específico, pues no están destinados a dañar la vegetación:
- Prohibición de Daño: Se les ordena no dañar la hierba de la tierra, ninguna cosa verde ni ningún árbol.
- Objetivo del Tormento: Deben enfocarse solamente en los hombres que no tienen el sello de Dios en sus frentes.
El propósito de esta plaga no es la muerte, sino el tormento. A estos seres les fue dado el poder de atormentar a los hombres durante cinco meses. El sufrimiento infligido por estas langostas es descrito como el tormento de un escorpión cuando hiere al hombre. La intensidad del dolor es tal que los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán, y aunque ansiarán morir, la muerte huirá de ellos. La descripción de estos seres demoníacos se hace en lenguaje simbólico a lo largo de los versículos 7 al 10 de Apocalipsis 9.
El Destructor del Abismo
Estos ejércitos demoníacos están bajo el liderazgo de un rey específico: el Ángel del Abismo.
- En hebreo, su nombre es Abadón, que significa “destructor”.
- En griego, su nombre es Apolión, que también significa “destructor”.
La Sexta Trompeta: La Guerra del Éufrates
Aunque la Plaga de Langostas es una calamidad, el juicio se intensifica con el sonar de la Sexta Trompeta.
El Ejército de Doscientos Millones
Al sonar esta trompeta, se abre totalmente el río Éufrates. En ese momento, cuatro ángeles que estaban preparados para una hora, día, mes y año específicos son desatados.
La misión de esta hueste liberada por un ángel es definitiva: matar a la tercera parte de los hombres (un tercio del mundo).
El tamaño de esta hueste es colosal, compuesta por un ejército de 200 millones de jinetes. Este ejército se mueve desde el Este, cruzando el río Éufrates.
La Naturaleza de la Destrucción
El texto bíblico, según la descripción de MacArthur, señala que esta aniquilación de un tercio de la humanidad es causada por elementos que salen de las bocas de este ejército:
- Fuego.
- Humo.
- Azufre.
Se sugiere que esta descripción podría ser la forma en que la artillería o armas modernas son descritas utilizando términos y lenguaje antiguos.