Se llama Compañero del Sermón. Me ayuda a conectar aún más con los mensajes del Dr. Stanley. [música] Dr. Charles Stanley: El Hijo de Dios, el Señor Jesucristo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida, nadie viene al Padre, sino por mí. Por tanto, vayan por todo el mundo enseñando y predicando el evangelio a toda criatura, hasta lo último de la tierra”.
locutor: En Contacto, el ministerio de enseñanza bíblica del Dr. Charles Stanley. Hoy en el programa “En Contacto”, “Desanimados, pero no derrotados”. Dr. Stanley: ¿Recuerda la última vez que se sintió algo desanimado? ¿Decaído? ¿Incomprendido? ¿Casi impotente? Y se preguntaba qué estaba pasando en su vida. Quizás se sintió excluido, maltratado, o quizás se sintió sin esperanza.
¿Alguno de ustedes ha sentido eso alguna vez? Así es. En algún momento nos hemos sentido un poco desanimados. Y nos preguntamos, ¿qué hicimos al respecto? ¿Cómo respondimos? Algunos solo quieren darse por vencidos. Quieren alejarse. Quieren culpar a alguien. Quieren culpar a Dios. Miran sus circunstancias se preguntan ¿por qué? Y podría hacer una larga lista sobre por qué las personas se sienten desanimadas.
Y la última vez que se sintió así no será la última. Pero ese desánimo es un mal sentimiento. Y a veces puede ser un sentimiento de desesperación e impotencia. Por eso les pregunto, ¿qué hicieron? Pues, de eso quisiera hablarles en este mensaje titulado: Desanimados, pero no derrotados. Y quiero que vayan al capítulo 14 de Hechos, donde vemos un aspecto muy importante de la vida de Pablo.
Y donde hallarán a alguien que estaba muy desanimado, pero no derrotado. Les daré algunos antecedentes y después volveremos a Hechos capítulo 14, y Pablo y Bernabé habían estado predicando. Estaban en Listra, y allá había un hombre cojo, que jamás había andado, y la Biblia dice que Pablo le dijo: “Levántate derecho sobre tus pies.
Y él saltó, y anduvo”. Pues todos se emocionaron. Pues vieron un milagro ante sus propios ojos. Y lo que dijeron fue que dioses bajo la semejanza de hombres habían descendido a ellos. O sea, respondieron mal. Trataron de endiosar a Pablo y a Bernabé, y en el verso 12 dice que llamaban a Pablo, Mercurio, porque era el que llevaba la palabra, y a Bernabé lo llamaban, Júpiter.
Y trajeron sacrificios. Y querían convertir a estos dos hombres en dioses, y lo único que hicieron fue actuar sobre la Palabra de Dios y sanar a este hombre. Pablo y Bernabé pasaron un tiempo muy difícil ahí lidiando con esto, porque se corrió la voz que estaban predicando el evangelio. Los judíos vinieron.
Y quiero que leamos– digamos, el verso 18: “Y diciendo estas cosas, difícilmente lograron impedir que la multitud les ofreciese sacrificio. Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto.
Es decir, no podía estar más desanimado. Pero rodeándole los discípulos, se levantó… y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe. Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”.
Y al leer este pasaje de las Escrituras, pienso en lo que le pasó al apóstol Pablo y no nos pasa a nosotros al mismo grado pero ahí estaban, siendo obedientes a Dios, predicando el evangelio, trayendo sanidad a este hombre, y ¿qué pasa? Apedrean a Pablo para matarlo. Al menos piensan haberlo matado después de apedrearlo.
Ahora piensen en esto: Apedrear a alguien para matarlo significa que le arrojaron piedras, rocas, hasta que pensaron haberlo matado. Y quisiera darles las características que permitieron al apóstol Pablo levantarse. Y pueden aplicarlas a sus propias circunstancias, según lo que esté pasando en sus vidas. Y espero que las apliquen a ustedes mismos.
