The Wonders of Being a Woman – Titus 2:1-5 (Q1784)

Este resumen conciso y reescrito, optimizado bajo las directrices de SEO en español, aborda el diseño divino de la mujer, basándose en la enseñanza de Tito 2:1-5, enfatizando la belleza del estilo de vida, el legado de la enseñanza y la importancia de la sumisión y la labor doméstica como elementos esenciales para el avance espiritual y la estabilidad familiar.

Introducción: Las Maravillas del Ser Mujer en el Plan de Dios

El ministerio “El Amor Que Vale” con el Dr. Adrián Rogers, busca alcanzar personas para Cristo y desafiar a los cristianos en su caminar diario. Al hablar de los valores familiares, se enfatiza que Dios creó al hombre y a la mujer de forma maravillosa y bella, diseñando a la mujer con un propósito específico.

El mensaje se centra en el libro de Tito, capítulo 2, versículos 1 al 5, donde se enseña cómo la mujer debe vivir de acuerdo con la sana doctrina. La vida del creyente debe adornar la Palabra de Dios. La palabra “adornen” (en el versículo 10) tiene el mismo sentido que la palabra usada para cosméticos, indicando que el estilo de vida, más que el rostro físico, debe embellecer y honrar la doctrina de Dios.

La Palabra de Dios advierte que el barco del hogar y del matrimonio ha perdido sus amarras, y los hogares diseñados por Dios están rápidamente desapareciendo en un “mar de información”, a pesar de la multitud de seminarios y consejeros. Este es un desastre nacional. Satanás ha apuntado toda su artillería contra el hogar, atacando con la inmoralidad, el adulterio, la delincuencia juvenil y la rebelión sexual.

I. El Legado que la Mujer Debe Dejar: El Ministerio de Enseñanza

Dios tiene un plan simple para la mujer, que comienza con el legado que debe dejar.

La Palabra de Dios establece un ministerio de enseñanza específico para las mujeres mayores (ancianas). Este ministerio es crucial: las mujeres mayores tienen el deber de enseñar a las mujeres jóvenes.

El Rol de la Mujer Mayor (Anciana)

Las ancianas deben dejar este legado, aunque muchas sientan que “no califican”. Su conducta debe ser reverente en su porte.

• Reverencia y Santidad: La conducta reverente implica un comportamiento santo y una aura o fragancia de santidad alrededor de ellas. Esto es comparado con el sacerdote que sale del santuario, cuya ropa aún huele al dulce perfume del incienso. Estar en la presencia de estas “dulces madres de Israel” debe ser como estar en un lugar santo, con la belleza de Jesucristo en sus vidas.
• Contenido de la Enseñanza: La palabra de Dios dice que las ancianas deben enseñar a las mujeres jóvenes a:
  • Amar a sus maridos y a sus hijos.
  • Ser prudentes, castas (puras).
  • Ser cuidadosas de su casa (gobernar su hogar).
  • Ser buenas.
  • Estar sujetas a sus maridos.

La Crisis Educativa

Hoy en día, pocos están enseñando a las jóvenes la importancia de estos valores. Las universidades no enseñan cómo ser “amas de casa”; más bien, les enseñan “cómo no llegar a ser un ama de casa”. No se aprende esto en las revistas ni en los colegios; por lo tanto, la iglesia debe encontrar formas de rescatar esta generación a través del discipulado.

II. El Amor que Ella Debe Aprender: Marido e Hijos

El segundo punto es el amor que ella debe aprender. Las mujeres jóvenes necesitan que se les enseñe a amar a sus esposos y a sus hijos.

Amor Genuino por los Hijos

A muchas madres jóvenes de esta generación se les tiene que enseñar a amar a sus hijos. La falta de amor se manifiesta de forma trágica:

• Aborto: Hoy existe una “extraña generación de madres que no aman a sus hijos”. El vientre de una madre, que debe ser el lugar más seguro en la tierra, se ha convertido en el lugar más peligroso en América. Las jovencitas necesitan aprender que dar muerte a sus bebés en el vientre es “malo, malo, malo”.
• Manifestaciones del Amor: Se enseña que el amor a los hijos se expresa diciéndoles constantemente que se les ama y a través del contacto físico (abrazos, palmadas, apretones), sin importar cuán grandes sean.
• Hijos como Recompensa: Los hijos no son una carga; son una bendición. El Salmo 127:3 declara que herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima es el fruto del vientre.

El padre tiene influencia sobre el hijo, pero la madre es la que hace el impacto más grande.