Si no sabes qué hacer con tu vida… MIRA ESTE VIDEO

• Muchos hombres creen que encontrar su propósito de vida requiere una revelación profunda, un momento casi sagrado en el que todo encaje y de pronto sepan con absoluta certeza quiénes son y hacia dónde deben ir. Esperan una señal del destino, una inspiración perfecta, una claridad inmediata que les borre toda duda.
• Pero esa claridad rara vez llega así y mientras esperan ese momento ideal, siguen sintiéndose vacíos, perdidos, desconectados de sí mismos. Pero yo, Brian Tracy, he aprendido que el propósito no se descubre sentado, se descubre avanzando. No aparece cuando lo buscas con ansiedad, sino cuando empiezas a construir una vida que te exige crecer, adaptarte, levantarte.
• Su verdadera forma surge cuando tomas acción, cuando pruebas caminos, cuando escuchas lo que te entusiasma y lo que te desgasta, cuando notas que te impulsa y qué te frena. Usted no necesita saber su propósito para empezar. necesita empezar para encontrar su propósito, porque la dirección aparece con el movimiento, la pasión aparece con el compromiso y el propósito aparece cuando se atreve a vivir con intención.
• Hoy puede ser el día en que deje de sentirse perdido y empiece a caminar hacia la vida que siempre debió ser suya. El primer paso para descubrir qué hacer con tu vida es aceptar que la claridad no llega desde afuera, llega desde adentro y que dentro de ti ya existe una brújula interna esperando ser escuchada.
• La mayoría de los hombres vive desconectada de sí misma. Siguen expectativas ajenas, cumplen roles impuestos, repiten rutinas sin sentido, trabajan en lo que toca en lugar de en lo que los enciende. Sobreviven el piloto automático. Y cuando por fin se preguntan cuál es su propósito, se sienten vacíos porque llevan años ignorando su propia voz. Pero la verdad es esta. Tu vida ya te ha hablado muchas veces.
• Tú simplemente no has tenido el silencio, la atención o el valor para escucharla. El propósito no se descubre pensando más fuerte, no aparece comparándote con otros, no surge de copiar metas ajenas. El propósito se revela cuando empiezas a observar con honestidad quién eres realmente.
• Empieza cuando dejas de preguntarte qué esperan de mí y comienzas a preguntarte qué quiero construir yo. Esa es la diferencia entre una vida prestada y una vida propia. Una vida prestada se siente pesada. confusa, automática. Una vida propia se siente alineada, intencional, llena. El primer paso también implica aceptar que tu propósito no es algo que inventas, es algo que reconoces.
• Es un patrón interno que ha estado presente desde tu infancia. Las cosas que te emocionaban sin motivo, las actividades que te hacían perder la noción del tiempo, los temas que te obsesionaban, los talentos que surgían solos, aquello que disfrutabas hacer incluso cuando nadie te felicitaba. Eso no era casualidad, eso era tu identidad intentando mostrarse.
• Pero crecer te desconectó. Te enseñaron a buscar seguridad, no significado. Te enseñaron a ser realista, no apasionado. Te enseñaron a agradar, no a expresarte. Y así muchos hombres olvidan quiénes son. Este primer paso es un regreso a ti mismo. Para descubrir tu propósito, debes realizar una pregunta poderosa.
• ¿Qué actividad? Si pudiera hacerla todos los días, ¿me haría sentir vivo aunque nadie me pagara por ello? Tu mente puede dudar, tu ego puede resistirse, pero tu cuerpo lo sabe, tu energía lo sabe, tu intuición lo sabe. El propósito tiene una cualidad inconfundible, te da fuerza, no te la quita. También debes observar te duele del mundo, porque muchas veces tu propósito está alineado con aquello que deseas mejorar, solucionar o transformar.
• Las cosas que te indignan, que te frustran o que te inspiran no son coincidencia, son señales. Tu propósito se esconde en aquello que deseas cambiar. El primer paso también exige que reconozcas una verdad profunda. Tu propósito no se encuentra en un destino final, se encuentra en el camino que te transforma. No es un título, no es un logro, no es un lugar, es un proceso, es evolución, es dirección.