PRÉDICA No dejes que el diablo se meta
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Lo primero que les quiero decir y creo que los hombres me van a ayudar con la pantalla es la unidad en las relaciones requiere mantenimiento. Todos sabemos que si tienes un auto, el auto requiere qué? mantenimiento. Y muchas veces, si somos sinceros, nos usamos, pero no nos damos mantenimiento.
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Y después en nuestra relación, sea con el uno al otro, sea con nuestros hijos, sea con un amigo, la relación está atorada al lado de la carretera sin moverse, sin progreso, porque no le dimos mantenimiento. ¿Qué es mantenimiento? Miren, por favor, en la pantalla. Pasa tiempo intencionalmente con las personas que son importantes para ti. Ahora, présteme la pantalla, por favor.
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Ponte a pensar de esta última semana qué con intención sembré en la vida de las personas. Porque muchas veces el tiempo que pasamos juntos no es con propósito, no es intencional. Estamos en la misma casa, pero no pasamos tiempo juntos sembrando intencionalmente en el uno al otro. La semana pasada hablamos sobre mantener la unidad del espíritu en el vínculo de la paz. Dios es paz. Repítanlo conmigo, por favor.
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Dios es paz. Donde la presencia de Dios está, hay paz. Jesucristo dijo, “Ey, os conviene que yo me vaya porque voy a mandar otro consolador. C mayúscula, otro consolador. La tercera parte de la trinidad, el Espíritu Santo. ¿No sabéis que sois templo? la casa donde mora el Espíritu Santo. Y entonces, si Dios vive en mí, vive en usted, Dios es ¿qué, iglesia? Paz.
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No, no, una vez más, repítanlo con convicción. Dios es paz. Donde Dios está, hay ¿qué? Paz. Paz. ¿Dónde mora Dios? Donde quiera que yo entre. En cualquier cuatro cuarto que yo entre, en cualquier relación de la cual yo tenga parte, si Dios vive en mí, Dios es paz, ¿qué debo traer yo a la mesa? Paz.
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Pero muchas veces no traigo paz porque estoy lleno de Freddy y no lleno del Espíritu Santo. Y queremos decir, “Tú tienes la culpa, tú tienes la culpa, tú tienes la culpa.” Pero vivimos en un mundo vacío de verdadera paz. Y hemos aprendido que nosotros somos los embajadores del cielo sobre la faz de la tierra.
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Si va a haber paz en este mundo, tiene que venir de los hijos de Dios, porque tenemos a un Dios de paz. Jesús es el príncipe de paz y nosotros somos los embajadores de Jesús. Si vamos a desarrollar o tener buenas relaciones o relaciones con raíces profundas con la gente, escucha esto. Debemos hacer tiempo para estas relaciones importantes.
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En los evangelios, Jesús apartaba tiempo para estar con gente, para pasar tiempo con ellos, para invertir en ellos. Jesús tomaba tiempo. Primeramente no había relación más importante para Jesús que su relación con su padre. Porque en su relación con el Padre es donde Jesús recibía para dar a toda la demás gente.
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Y creo muchas veces si miramos las prioridades de nuestra vida, pasas tiempo con él, padre de paz, para llenarte de paz, para distribuir paz. Muchas veces estamos perdidos en nuestros propios sentimientos, nuestras propias emociones y hablaremos de esto. Pero las emociones son buenas para dejarte saber dónde te encuentras, pero tus emociones no deben tomar tus decisiones.
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En los evangelios observamos que Jesús hizo tiempo. ¿Se recuerdan? Saqueo pasó tiempo con él, invirtió en él. La mujer samaritana junto al pozo. Le le le quiero decir a la iglesia lo siguiente. No hay lugar donde Dios no te pueda usar para ayudar a otros e invertir en otros. No hay lugar. No hay lugar. Él comía con los pecadores.
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Incluso se tomaba el tiempo para abordar y discutir con la multitud religiosa cosas que tenía que corregir tan a menudo. Pero Jesús estaba entre la gente. Jesús, te lo voy a poner de esta manera, como un retrato. Jesús es el buen pastor que vivía entre sus ovejas. Cada uno de nosotros tenemos un rebaño que Dios nos ha dado. Tu rebaño es tu círculo de influencia. Jesús vivió entre sus ovejas para guiar sus ovejas.