La corona – Mt. 27:26-31 (Q1777)
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Bienvenidos a El amor que vale. Alcanzando personas para Cristo, alimentando y desafiando a los cristianos en su diario Caminar con Dios. Este es el ministerio de predicación y enseñanza del pastor, maestro y autor Dr. Adrián Rogers, tocando vidas alrededor del mundo al proclamar las buenas nuevas de que Jesucristo es el amor más grande.
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Bienvenidos a El amor que vale. Esta es la temporada. Estamos estudiando cuatro mensajes. La copa, la corona, la cruz, la conquista. Titulamos esta serie La Pascua, la extraordinaria conquista. Hoy estudiaremos la corona, no una diadema, no una corona de oro incrustada con gemas, sino una corona de espinas.
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Jesús llevó una corona de espinas. ¿Fue eso incidental? ¿Fue eso accidental? De ninguna manera. Usted necesita escuchar este mensaje titulado La corona. Acompáñenos. El Señor Jesús fue coronado con espinas. No fue algo incidental, no fue algo accidental que Jesús fue coronado con espinas. Aunque la idea de coronarlo con espinas nació de una mente enfermiza, aunque el coronarlo con espinas fue una cruel burla, un acto malévolo de odio y rebelión.
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Por otra parte, el que Jesús haya sido coronado con espinas fue parte de un drama que fue escrito antes de que el mundo fuese puesto en órbita. El que Jesús haya sido coronado con espinas tiene un mensaje, un mensaje indescriptiblemente glorioso y maravilloso. Sabemos como Jesús fue llevado ante la corte de Pilato y como él trató de lavarse sus manos para no tomar una decisión, permitiendo que Jesús fuese azotado.
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Tomaron un fiero látigo que desgarró su espalda. Luego lo ataron a un poste. Si los hombres no eran fuertes, morían al ser azotados. Al terminar le pusieron un manto escarlata y una caña de bambú en su mano como cetro. Tomaron una corona de espinas, se la ensartaron en su frente y después con palos lo golpearon en la cabeza.
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No había rubíes en esa corona. Los únicos rubíes eran las gotas rojas de la sangre del hijo de Dios. Tomen sus Biblias y busquen Mateo capítulo 27. Comenzaremos a leer en el versículo 26. está hablando de Pilato y dice, “Entonces le soltó a Barrabá y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado.” Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía
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y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata. Y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas y una caña en su mano derecha. Hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo, “Salve, rey de los judíos.” Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza. Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos y le llevaron para crucificarle.
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Está preparado para oír unas verdades maravillosas. Quiere ver por qué esto no fue incidental ni accidental. que Dios permitiera que esto sucediera a manos de hombres malvados. Todo era parte del magnífico plan del Dios todopoderoso. Deseo que estudiemos varias verdades. La primera que quiero que usted note es lo que voy a llamar el sagrado misterio de esa corona.