John MacArthur – No ame al mundo

How can we pray for you? Submit your prayer request today!

* indicates required

No ame al mundo

Este mensaje del pastor John MacArthur busca ofrecer una perspectiva bíblica para entender los cambios dramáticos que ocurren a nuestro alrededor y gestionar la decepción que surge al presenciar el deterioro moral y social. MacArthur enfatiza que gran parte de la decepción que sienten los creyentes se debe a que están esperando demasiado del mundo.

El mensaje se centra en el mandamiento fundamental de 1 Juan 2:15: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo”.

El Mundo como Enemigo, No Aliado

El sistema mundial no es un aliado, sino el enemigo del reino de Dios. Para evitar la decepción, el creyente debe entender que, en un sentido real y verdadero, no debe esperar nada del mundo que vaya a apoyar, facilitar, ayudar, mejorar o enriquecer el reino de Dios. Esperar que el mundo admire o coopere con las sugerencias cristianas es partir de una suposición equivocada.

Aunque Dios es un Dios de amor (1 Juan 4:7-8), Su amor absoluto demanda un odio absoluto por aquellas cosas que Él no puede amar. Dios aborrece la mentira, la impiedad, la idolatría, la hipocresía, la lengua mentirosa, los ojos altivos, y el sembrar discordia, entre otras cosas.

El Significado de “Mundo” (Cosmos)

MacArthur aclara que la palabra griega cosmos (“mundo”) puede referirse a varias cosas, y es crucial distinguir a qué se refiere el mandato de no amar:

  1. El Mundo Creado (Físico): Dios creó el cosmos. Podemos y debemos amar y valorar la expresión de Dios en Su creación (el mundo físico) y darle la gloria por su magnificencia.
  2. El Mundo Humano (Población): Dios amó de tal manera al mundo (la humanidad) que envió a Su Hijo (Juan 3:16). Debemos seguir ese patrón y amar ese mundo de la humanidad.
  3. El Sistema de Maldad (El Sistema Espiritual): Este es el mundo que debemos odiar. Es el sistema de maldad pecaminoso y satánicamente dominado que se opone a Dios. El mundo entero, entendido como este sistema, está en el maligno.

Este sistema de rebelión es hostil a Dios, a Cristo, al evangelio, a la verdad y a la piedad. Está a cargo de Satanás, a quien Jesús llamó el príncipe de este mundo.

Cuatro Razones para No Amar el Sistema del Mundo

Juan el apóstol nos manda a no amar el mundo por cuatro razones fundamentales:

1. Debido a lo que es

El sistema del mundo es un sistema de maldad, la antítesis misma del reino y la iglesia de Jesucristo. Sus ideologías, puntos de vista y conductas son hostiles hacia Dios. No debemos darle al mundo un cariño del que no es digno de recibir, ni permitirle gobernar nuestras expectativas o determinar las metas de nuestra vida. Bajo la superficie de cualquier conducta civil, el sistema está dominado por Satanás y la blasfemia.

2. Debido a quiénes somos

Los creyentes son definidos como hijos de Dios, con pecados perdonados y redención. Hemos sido librados del reino de las tinieblas al reino de la luz. Los cristianos se clasifican en tres etapas de madurez espiritual:

  • Hijitos: Creyentes nuevos que han conocido al Padre y son vulnerables a ser arrastrados por falsa doctrina (falta de discernimiento).
  • Jóvenes: Creyentes que han vencido al maligno porque son fuertes y la palabra de Dios permanece en ellos; pueden defenderse contra las mentiras de Satanás.
  • Padres: Han conocido al que es desde el principio; esto representa la madurez espiritual, donde existe intimidad y entendimiento con Dios que trasciende la teología sola.

Si el amor del Padre está en el creyente, el amor del mundo es totalmente inconsistente con ser cristiano.

3. Debido a lo que hace

El mundo está diseñado por Satanás para incitar al pecado y seducirnos. Es tan imposible para el amor del mundo coexistir con el amor de Dios como para la luz coexistir con la oscuridad. El mundo tienta a través de tres categorías bíblicas (1 Juan 2:16), que son las tres puertas al pecado manifestadas desde Génesis 3:

  • Los deseos de la carne (Sensualidad): Corrupción de la parte más baja del ser humano, buscando la gratificación ilícita de los deseos corporales (como glotonería, flojera o inmoralidad). Esto hace que nos hundamos a un nivel más bajo que los animales.
  • Los deseos de los ojos (Avaricia/Codicia): Ser seducido por lo que se ve, buscando el placer temporal y la posesión ilegítima.
  • La vanagloria de la vida (Soberbia): La corrupción definitiva en la exaltación personal y el egoísmo pretencioso. Mediante la soberbia, nos levantamos a un nivel para competir con Dios.

Todo lo que hay en el mundo (su entretenimiento, educación, política, filosofías) está diseñado para seducir al pecado.

4. Debido a dónde va

El creyente no debe amar al mundo porque el mundo pasa y sus deseos se van también. Es una estrategia de pérdida engancharse al mundo, pues este se está desintegrando y está podrido; conlleva dentro de sí su propia destrucción.

Además de su autodestrucción inherente, el mundo enfrentará la destrucción que Dios traerá. Vendrá un tiempo en que los cielos pasarán con grande estruendo, los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Quienes hacen la voluntad de Dios, sin embargo, permanecen para siempre.

Conclusión

El mundo es un adelanto del infierno, mientras que la iglesia es un adelanto del cielo. Los creyentes deben invertir en la iglesia y buscar la justicia, la virtud, la piedad y la obediencia. Aunque vivimos en el mundo y sufrimos por estar en él, no somos de él. Debemos ver las dificultades del mundo como herramientas usadas por Dios para perfeccionarnos, profundizar la fortaleza de nuestra fe y equiparnos a través de las pruebas.

No amamos el sistema, pero sí debemos mostrar compasión a aquellos que están en el sistema que está pereciendo, para que puedan oír el evangelio.

Write Your Prayer

* indicates required
Prayer Wall

John MacArthur Espanol