God’s Plan for Man – Psalm 128:1-6 (Q1782) – Pastor Adrian Rogers

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God’s Plan for Man – Psalm 128:1-6 (Q1782)

Bienvenidos a El Amor Que Vale, el ministerio del Dr. Adrián Rogers, dedicado a alcanzar personas para Cristo y desafiar a los creyentes en su caminar diario. En la serie “Atesorando los valores familiares,” se aborda la necesidad de comprender el diseño de Dios para el hombre, buscando formar un “hombre máximo”.

No todo varón es un hombre; se requiere madurez para ser un verdadero hombre de Dios, alguien que sea piadoso, bíblico y viril. Si hay escasez de algo hoy, es de hombres verdaderos, aquellos que declaran: “Pero yo y mi casa serviremos a Jehová”. Para las mujeres solteras, es vital tener los valores en orden, pues es mejor casarse con un hombre pobre que “vale un millón” que con un millonario que “no vale un centavo”.

El plan de Dios para el hombre se extrae directamente de Su libro de instrucciones, la Palabra de Dios. El Salmo 128 describe a este hombre bendecido, cuya esposa es como “vida fruto a los lados de su casa” y cuyos hijos son como “plantas de olivo alrededor de su mesa”.

Pilar 1: Un Andar Fiel – El Modelo de la Fidelidad de Dios

Un verdadero hombre se distingue por su andar fiel. El plan de Dios comienza con la piedad personal: “Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos”. Este andar fiel establece el modelo que un esposo y padre debe mostrar a su familia, teniendo un andar personal con el Dios omnipotente.

Representación Divina en el Hogar

El hombre en el hogar es una representación o ilustración del Dios omnipotente. Los hijos tienden a pensar: “Dios es como papá”. Por esta razón, el esposo modela ante su familia:

  1. A Dios Padre ante sus hijos.
  2. Al Señor Jesucristo ante su esposa. Las casadas deben estar sujetas a sus maridos “como al Señor”.

Una de las características principales de Dios es la fidelidad, que incluye hacer y guardar promesas. Un hombre que cumple sus promesas crea una “isla de certeza en un océano de incertidumbre” y un “pequeño santuario de confianza dentro de la selva de lo impredecible”.

La Fuente de la Perseverancia

La perseverancia y la fidelidad son esenciales, incluso cuando las circunstancias son difíciles:

  • Cuando el matrimonio no es divertido, quédese.
  • Cuando el cuidado de los niños es agotador, aguante.
  • Cuando el trabajo aplasta el espíritu, no deje que lo venza.

La fuente del poder de la perseverancia es el sacrificio, tal como lo demostró el Señor Jesucristo al no desviarse de la cruz hasta que pudo gritar: “Consumado es”. Un verdadero hombre camina con Dios y no abandona su hogar ni su familia.

Pilar 2: Trabajo Fructífero y Provisión Integral

Un verdadero hombre es conocido por su trabajo fructífero. El plan de Dios para el hombre es que él sea el proveedor principal para su familia.

El Mandato de la Provisión

Desde Génesis 3:19, Dios establece que el hombre comerá el pan con el sudor de su rostro. Por ello, Dios dotó a los hombres de un fuerte exterior, ya que se supone que son los proveedores principales.

La mujer, por diseño de Dios, fue creada para cuidar de sus hijos. Tito 2:4 instruye a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos, a sus hijos y a ser “cuidadosas de su casa”. Los niños necesitan a sus mamás.

Provisión Emocional y Espiritual

La provisión va más allá del alimento, la ropa y la vivienda. Si el padre solo da cosas materiales y una casa hermosa, está equivocado; también debe proveer seguridad emocional y espiritual para el hogar.

El verdadero hombre debe ser fuerte pero compasivo. Nuestro Señor Jesús, quien echó a los cambiadores de dinero y podía pasar la noche en la montaña con bestias salvajes, era también manso, compasivo y amable, un hombre de llanto y bondad, al que los niños podían acercarse. El hombre debe ser el proveedor y el protector.

Pilar 3: Adoración y Cultivo Familiar

El verdadero hombre no solo tiene un andar fiel y un trabajo fructífero, sino también una adoración familiar. Él busca la bendición de Dios, y por ello llega a ser la bendición de Dios para su familia y, por extensión, para la nación.

  • El país nunca estará bien hasta que los hogares estén bien.
  • Los hogares nunca estarán bien hasta que los papás actúen bien.

El hombre debe guiar a su familia en adoración al Señor, declarando: “Pero yo y mi casa serviremos a Jehová”.

Cultivando el Hogar (La Vid y los Olivos)

El Salmo 128 compara a la esposa con una tierna vid al lado de la casa, y a los hijos con plantas de olivo alrededor de la mesa. Ambas metáforas tienen algo en común: necesitan ser cultivadas y cuidadas. Las plantas de olivo en el Medio Oriente representan productividad, riqueza y estabilidad.

Para cultivar estas plantas de olivo (los hijos), el padre debe seguir la instrucción de Efesios 6:4: “No provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”.

  • Evitar la Provocación: “Provocar a ira” en forma negativa significa irretarlos, frustrarlos, fastidiarlos, herirlos o humillarlos.
  • Reglas sin Relaciones: Una clave fundamental es que las reglas sin relaciones crean rebelión.
  • La Disciplina es Cultivo: La palabra “criadlos” tiene la idea de cultivar un huerto (deshiervando, regando, fertilizando).
  • Inversión de Tiempo: Esto toma disciplina, instrucción y tiempo. El padre promedio pasa solo 7.5 minutos por semana con sus adolescentes, lo que comunica falta de interés. La falta de tiempo del padre con su hija aumenta enormemente las probabilidades de que ella sea frígida o promiscua.

El gran problema en el país no son las mujeres rebeldes, sino principalmente los hombres deficientes que fracasan en ser los hombres que deberían ser.

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