Estrategias de Batalla para Renovar la Mente – Parte 1 | Joyce Meyer en Español

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Estrategias de Batalla para Renovar la Mente – Parte 1

La victoria y la libertad que Cristo nos ha otorgado son legalmente nuestras, un derecho adquirido por el derramamiento de Su sangre y el establecimiento del Nuevo Pacto. Sin embargo, experimentar estas promesas a menudo se convierte en un desafío para muchos creyentes. La clave para pasar de la esclavitud a la herencia y disfrutar plenamente de las promesas de Dios radica en dominar la batalla de la mente.

Dios nos ha provisto de todo lo necesario, pero para adquirir estas bendiciones, debemos dejar de vagar por el desierto y aprender a pensar de la manera en que Él desea.


1. De la Esclavitud a la Tierra Prometida: El Problema de la Mente No Renovada

La historia del pueblo de Israel es un espejo de la jornada espiritual del creyente, demostrando la distancia entre la liberación legal y la posesión experimental.

La Parábola del Desierto

Los israelitas salieron de la esclavitud en Egipto—el equivalente a ser esclavos del pecado. Dios envió a Moisés como libertador, así como nos envió a Jesucristo para liberarnos de la atadura del pecado. El destino de los israelitas era la Tierra Prometida, un viaje que, en vuelo directo, debería haber tomado solo 11 días.

Sin embargo, a este pueblo le tomó 40 largos, miserables y dolorosos años antes de que un pequeño remanente (principalmente Josué, Caleb, y los niños que no tenían edad de responsabilidad) finalmente entrara. La mayoría de ellos nunca lo logró.

Los creyentes de hoy deben despertar y darse cuenta de que están vagando por la misma montaña una y otra vez por mucho tiempo. La palabra de Dios es que es tiempo de pasar y moverse rápido hacia la Tierra Prometida.

Identificando al Verdadero Enemigo

Los israelitas creyeron que sus problemas residían en sus enemigos externos: los jebuseos, cananeos, y heveos. En la vida moderna, también tenemos nuestros “eos”: el enojoneo, el besineo, el enfermadeo, el apobreceo o el mal pasadeo. Pensamos que la culpa es del diablo (sataneos) o de las circunstancias.

No obstante, la Escritura es clara: el problema real no fueron los enemigos, ni los gigantes de la tierra, sino el mal pensamiento y las malas actitudes del pueblo. Dios estaba de su lado, y si Dios está por nosotros, nada puede derrotarnos. La única condición para un viaje rápido y el disfrute de las promesas de Dios era que ellos hicieran lo que Dios les decía.

El Desierto es Nuestra Alma

Nuestra alma (nuestra mente, emociones y voluntad) es el desierto hasta que es renovada por la Palabra de Dios. Dios, que reside en el espíritu del creyente, desea invadir nuestra alma—nuestra mente, emociones, voluntad, finanzas y relaciones—hasta que seamos visibles para el mundo como una “brillante y fuerte luz”.


2. La Estrategia de Guerra: Pensar como Dios Piensa

La victoria es imposible mientras se mantienen pensamientos de atadura, tristeza, o depresión. La renovación de la mente es el proceso activo de adoptar los pensamientos de Dios para alcanzar la libertad.

Muerte al Pecado y Consideración (Romanos 6)

Romanos 6:2 pregunta: “¿Cómo pueden vivir en el pecado si están muertos a él?”. La Biblia enseña que cuando Cristo murió, el creyente murió con Él, quedando muerto al pecado y vivo a la justicia. Esto significa que la parte nacida de nuevo del creyente no quiere nada con el pecado, lo cual explica por qué el pecado ahora causa miseria.

A pesar de que el creyente todavía lidia con la carne (una mente no renovada, emociones sin control, y una voluntad terca), la clave es el proceso mental:

  • Romanos 6:11 instruye: “Ahora considérense muertos al pecado y vivos para la justicia“.
  • “Considerarse” es un proceso de la mente. Debe creer que está muerto al pecado y dejar de decir que es adicto, que no puede vencer, o que es demasiado duro.

Armas de Guerra para Derribar Fortalezas

La batalla se libra en la mente, donde existen fortalezas, imaginaciones, razonamientos y teorías que se oponen a la Palabra de Dios.

Las armas de nuestra guerra no son carnales. Son poderosas a través de Dios para:

  1. Echar abajo fortalezas.
  2. Derribar imaginaciones y razonamientos.
  3. Llevar cada pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo.

Usted puede controlar su pensar con la ayuda del Espíritu Santo, pero solo si aprende a hacer un inventario de sus pensamientos. Esto significa pensar acerca de lo que está pensando y preguntarse si es tiempo de deshacerse de ese “pensar supermal”. La forma en que se derriban las fortalezas es siendo diligentes estudiantes de la Palabra de Dios.

Romanos 12:2 subraya la meta: “No os conforméis a este mundo, sino sedados completamente cambiados por la entera renovación de la mente“.


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