¡ESTO ACABA DE PASAR EN EE. UU! ¿Jesucristo Regresa Pronto?
-
¿Está Jesucristo a punto de regresar? Esta pregunta resuena con urgencia cada vez que observamos convulsiones políticas, desastres naturales o tensiones internacionales. Cada ciclo electoral, cada conflicto en Medio Oriente, cada señal en los cielos provoca una oleada de predicciones sensacionalistas que proclaman, “¡Cristo viene ya!” Pero, hermanos, debemos preguntarnos, ¿estamos interpretando correctamente las escrituras o estamos siendo arrastrados por la especulación y el sensacionalismo? La verdad bíblica no nos llama al pánico profético ni a la especulación febril,
-
sino a la vigilancia sobria, la santidad práctica y la fidelidad constante. Hoy examinaremos lo que la palabra de Dios realmente enseña sobre el regreso de Cristo, confrontando los errores que distorsionan esta esperanza gloriosa y aplicando la verdad a nuestras vidas cotidianas. Comencemos estableciendo un fundamento sólido y bíblico sobre la doctrina del regreso de Cristo.
-
La segunda venida de nuestro Señor Jesucristo no es un concepto periférico en la teología cristiana. Es una verdad central que permea todo el Nuevo Testamento. El apóstol Pablo declara en Tito, capítulo 2, versículos 12 y 13, enseñándonos que renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Esta esperanza no es meramente un evento futuro que aguardamos pasivamente.
-
Es una realidad transformadora que debe moldear nuestra conducta presente. La certeza del regreso de Cristo está arraigada en las mismas palabras de Jesús. En el evangelio de Juan, capítulo 14, versículos 2 y 3, nuestro Señor promete, “En la casa de mi Padre muchas moradas hay. Si así no fuera, yo os lo hubiera dicho.
-
Voy, pues a preparar lugar para vosotros, y si me fuere y os prepararé lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy vosotros también estéis. Esta promesa es irrevocable. Cristo no miente. Cristo no exagera. Cristo no especula. Él vendrá otra vez con la misma certeza con que resucitó de los muertos y ascendió al cielo.
-
Sin embargo, la firmeza de esta promesa debe equilibrarse con la humildad respecto al tiempo exacto de su cumplimiento. Cuando los discípulos preguntaron a Jesús sobre los tiempos y las sazones del reino, él respondió claramente en Hechos capítulo 1, versículo 7, “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad.
-
” Esta declaración debería poner fin a toda especulación cronológica precisa. No obstante, cada generación de cristianos ha producido sus profetas que afirman conocer lo que Jesús mismo dijo que no nos correspondía saber. Pensemos en la historia de la Iglesia. Cada época ha visto surgir movimientos que proclamaban la inminencia absoluta del regreso de Cristo basándose en eventos contemporáneos. Durante las cruzadas.
-
Muchos creían que la reconquista de Jerusalén señalaba el fin. En la reforma, algunos identificaron al Papa como el anticristo y calcularon fechas específicas. En el siglo XIX, William Miller predijo el regreso de Cristo en 1844, llevando a miles al gran desencanto cuando Cristo no apareció.
-
En el siglo XX, cada guerra mundial, cada tensión en Medio Oriente, cada eclipse lunar fue interpretado como la señal definitiva. Y aquí estamos en el siglo XXI escuchando las mismas afirmaciones con nueva terminología, pero con la misma falta de fundamento bíblico. El problema con estas predicciones no es que afirmen el regreso de Cristo.
-
El problema es que lo hacen de manera que contradice las advertencias explícitas de las Escrituras. Jesús mismo nos advirtió en Mateo, capítulo 24 versículo 36. Pero del día y la hora nadie sabe ni aún los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre. Esta ignorancia no es temporal esperando que alguien finalmente descifre el código. Es un límite establecido divinamente.