El Silencio del Apocalipsis Sobre Estados Unidos No Es un Accidente — Es una Pista Profética
-
¿Por qué la nación más poderosa del mundo no aparece en las profecías del fin? Esta pregunta ha inquietado a estudiosos de la profecía durante décadas y la respuesta no es reconfortante para quienes buscan consuelo fácil. Cuando Juan recibió la revelación apocalíptica en Patmos, vio el despliegue final de la historia humana, imperios, guerras, juicios y el triunfo definitivo de Cristo.
-
Vio naciones específicas mencionadas por nombre o descripción clara. Pero América, la superpotencia que ha dominado los últimos 70 años de historia mundial está notablemente ausente. Este silencio profético no es accidente ni oversight divino. Es una pista deliberada sobre el destino de las naciones que abandonan a Dios después de haber conocido su verdad.
-
Hoy examinaremos por qué el Apocalipsis ignora a Estados Unidos. ¿Qué significa este silencio para el pueblo de Dios? Y cómo debemos vivir a la luz de esta realidad profética innegable. Para comprender adecuadamente el silencio del Apocalipsis sobre Estados Unidos, debemos primero establecer el marco bíblico que gobierna el ascenso y caída de las naciones.
-
El profeta Daniel recibió revelación extraordinaria sobre los imperios mundiales que dominarían desde su época hasta el establecimiento del reino eterno de Cristo. En Daniel 2, el rey Nabuco Donosor tuvo un sueño de una estatua compuesta de diferentes metales: cabeza de oro, pecho y brazos de plata, vientre y muslos de bronce, piernas de hierro y pies de hierro mezclado con barro cocido.
-
Daniel interpretó este sueño bajo inspiración divina, explicando que cada sección representaba un reino mundial sucesivo. La cabeza de oro era Babilonia bajo Nabuco Donosor mismo. El pecho y brazos de plata representaban el imperio medo persa que conquistaría Babilonia. El vientre y muslos de bronce simbolizaban Grecia bajo Alejandro Magno.
-
Las piernas de hierro representaban Roma, el imperio más fuerte y duradero. Y los pies de hierro mezclado con barro representan una confederación final de naciones en los últimos días, fuerte en algunos aspectos, pero fundamentalmente frágil e inestable. Lo crucial es que Daniel declaró, “Y en los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo.
-
Desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.” Daniel 2:44. Esta progresión profética establece un patrón crítico. Dios controla soberanamente el ascenso y caída de imperios. Ninguna nación alcanza dominio mundial, excepto por permiso divino, y ninguna retiene ese dominio más allá del tiempo que Dios designa.
-
Babilonia cayó precisamente cuando Dios determinó. Persia fue conquistada exactamente cuando Dios ordenó. Grecia se fragmentó según el plan divino. Roma se dividió y eventualmente colapsó bajo el peso de su propia corrupción moral y decadencia espiritual.
-
La historia no es secuencia aleatoria de eventos ni producto de fuerzas económicas y militares impersonales. Es el desarrollo ordenado del plan soberano de Dios, moviéndose inexorablemente hacia el cumplimiento de sus propósitos eternos. Ahora consideremos dónde encaja Estados Unidos en este esquema profético. La respuesta honesta es que no encaja en absoluto.
-
Las profecías bíblicas sobre los últimos días se centran en el Medio Oriente, específicamente en Israel y las naciones que la rodean. El anticristo surgirá de la región del antiguo imperio romano, probablemente de Europa o el Mediterráneo. La coalición descrita en Ezequiel 38:39 que atacará a Israel incluye naciones identificables como Rusia, Irán, Turquía y varios países africanos.