El pecado no puede ganar, ni la fe puede fallar – Jue. 4:1-3 (Q1802)
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Bienvenidos a El amor que vale. Alcanzando personas para Cristo, alimentando y desafiando a los cristianos en su diario Caminar con Dios. Este es el ministerio de predicación y enseñanza del pastor, maestro y autor Dr. Adrián Rogers, tocando vidas alrededor del mundo al proclamar las buenas nuevas de que Jesucristo es el amor más grande.
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Bienvenidos a El amor que vale. Hay una cosa que deseo decirles y es esta. Usted no puede, usted no puede ser un pecador exitoso. El título del mensaje de hoy, el pecado no puede ganar, ni la fe puede fallar. Tomado de libro de jueces. Y qué increíble elección es para nosotros. Acompáñenos.
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Le invito a buscar el libro de Jueces. Jueces capítulo 4. Y cuando lo encuentre, présteme atención. Deseo que todo niño y niña, todo hombre y mujer que me escucha aprenda por lo menos esto, aunque no aprenda nada más. Y es esto. Escuche, el pecado no puede ganar ni la fe puede fallar. ¿Lo escuchó? Le pido a Dios que sí, porque es lo que quiero comunicarle en este mensaje.
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El pecado no puede ganar, ni la fe puede fallar. Jueces 4, versículo 1. Después de la muerte de Ahot, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, y Jehová los vendió en manos de Javim, rey de Canaán, el cual reinó en Jasor. Y el capitán de su ejército se llamaba Sisara, el cual habitaba en Jarosedoín.
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Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, porque aquel, es decir, el rey de Canaán, tenía 900 carros errados y había oprimido con crueldad a los hijos de Israel por 20 años. Parecía que los hijos de Israel nunca pudieron aprender. Vivían en un constante ciclo de rebelión. que pasaba la retribución y luego pasaba al arrepentimiento y después pasaba restauración y por último regresaban una vez más a la rebelión.
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Deseo que vea como Dios bendijo a su pueblo, que era tan parecido a nuestra nación. Pecamos contra Dios metiéndonos en problemas y luego suplicamos, oh Dios, ayúdanos. Gracias a Dios. Él es un Dios de misericordia. Empezando en el versículo 4. Gobernaba en aquel tiempo Israel una mujer Débora, su nombre significa abeja, Débora, profetiza, mujer de Lapidot, y acostumbraba a sentarse bajo la palmera de Débora entre Ramá y Betel en el monte de Efraín, y los hijos de Israel subían a ella juicio.
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Y ella envió a llamar a Barac, hijo de Abinoam, de sedes de Neftalí, y le dijo, “¿No te ha mandado Jehová, Dios de Israel, diciendo, ve junta a tu gente en el monte de Tabor y toma contigo 10,000 hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Sabulón, y yo atraeré hacia ti al arroyo de Sisón, a Sísara, capitán del ejército de Javín, con sus carros y su ejército, y Lo entregaré en tus manos.
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El primer punto que deseo que vea es la mujer que Dios escogió. Dios escogió a una mujer para ayudar a liberar a Israel. Su nombre era Débora y la Biblia dice claramente que era profetiza. ¿Sabía usted que habían mujeres que eran profetas en la Biblia? Las llamaban profetizas. Miriam, la hermana de Moisés, fue profetiza. Ulda fue profetiza.
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En el Nuevo Testamento aprendemos que Ana fue una profetiza, la que cargó el bebé Jesús en sus brazos. Leemos en el libro de Hechos acerca de un hombre llamado Felipe, que tenía cuatro hijas y todas eran profetizas. ¿Y qué significa eso? Significa que Dios les dio a estas mujeres sabiduría supernatural. No quiere decir que tomaron el control del gobierno de la nación.