Como dejar de PROCRASTINAR y Tomar ACCIÓN
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Muchos hombres creen que dejar de procrastinar es cuestión de motivación, de esperar ese momento en el que se sientan listos, inspirados o llenos de energía para empezar lo que llevan meses posponiendo. Pero ese momento casi nunca llega y mientras esperan, la vida se les escurre entre los dedos.
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Yo, Brian Tracy, he aprendido que la procrastinación no es un problema de tiempo, es un problema de dirección. No se vence con inspiración, se vence con decisión. No desaparece cuando te sientes mejor, desaparece cuando actúas incluso sintiéndote igual. La acción no llega después del ánimo. La acción crea el ánimo. Cuando un hombre entiende esto, deja de negociar con su mente y empieza a dominarla.
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empieza a moverse incluso cuando está cansado, incluso cuando tiene dudas, incluso cuando no tiene claridad absoluta, porque la vida no recompensa al que piensa demasiado, recompensa al que actúa. Y cuando cambias la forma en que te mueves, cambias la forma en que vives. Hoy puedes romper años de estancamiento con un solo paso hacia delante.
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El primer paso para dejar de procrastinar y comenzar a tomar acción es entender que la procrastinación no es flojera, es miedo. Miedo al fracaso, miedo al éxito, miedo a hacer algo imperfecto, miedo a salir de lo cómodo, miedo a descubrir tu verdadero potencial. La procrastinación es un mecanismo de protección. Tu mente te detiene porque cree que está salvándote de un riesgo, pero lo que no entiende es que ese riesgo es el camino hacia tu crecimiento.
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En cuanto entiendes que no estás peleando contra la flojera, sino contra un sistema interno diseñado para mantenerte igual, empiezas a recuperar tu poder porque ya no intentas motivarte, intentas romper la barrera mental que te mantenía quieto. El primer cambio profundo es aceptar que no necesitas ganas para empezar.
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La mayoría de los hombres cree que primero deben sentirse inspirados para actuar, cuando en realidad la acción es la que genera la inspiración. La motivación llega después del movimiento, no antes. Si esperas a sentirte listo, vas a quedarte donde estás. El hombre que cambia su vida no es el que siente, es el que se mueve. Y cuando te mueves, aunque no tengas ánimo, estás reprogramando tu mente para obedecer tu decisión, no tu emoción.
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Otro punto crucial para romper la procrastinación es entender cómo tu mente sabotea tus decisiones. Justo cuando vas a comenzar aparece la excusa perfecta. Solo reviso esto rápido. Empiezo en 5 minutos. Necesito comer algo antes. No pasa nada si lo hago mañana. No estoy en mi mejor día.
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Todas estas frases tienen una función: mantenerte igual. Tu mente quiere conservar energía, quiere lo conocido, quiere repetir la rutina que ya domina. Por eso la procrastinación no es un enemigo externo, es una conversación interna y hoy decides dejar de escucharla. El primer paso práctico es reducir el tamaño de la acción porque la procrastinación nace del agobio.