Cómo confrontar sabiamente la tentación
El Dr. Charles Stanley, en su programa de enseñanza bíblica “En Contacto”, aborda un tema universal e inevitable de la vida: la tentación. Desde el Huerto del Edén, donde Adán y Eva cedieron a la tentación y se culparon mutuamente, hasta el Nuevo Testamento, donde Jesús fue tentado por el diablo pero siempre salió victorioso, la tentación ha sido una constante. Stanley plantea una pregunta crucial: ¿Cuál es la tentación más fuerte que enfrenta hoy en su vida?.
El propósito del mensaje es enseñar a los creyentes cómo enfrentar sabiamente la tentación.
1. El Fundamento Bíblico de la Victoria
El apóstol Pablo escribió a la iglesia en Corinto uno de los versículos “más impactantes de la Biblia” respecto a la tentación, que sirve como defensa esencial para los hijos de Dios: 1 Corintios 10:13.
Dr. Stanley enfatiza que este pasaje fue escrito para los corintios, pero es también para nosotros, porque la Palabra de Dios no cambia.
El versículo establece la promesa de Dios:
- La Universalidad: “Ninguna tentación [ni una sola] os ha sobrevenido que no sea humana”. Esto significa que todos hemos sido tentados.
- La Fidelidad de Dios: “pero fiel es Dios”. Dios no cambia.
- El Límite Divino: Dios “no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir”. Dios pone un límite a nuestras tentaciones, acotándolas a lo que podemos confrontar.
- La Salida: Dios “dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”.
Stanley advierte que esta promesa no funciona para el no creyente, ya que han rechazado al Hijo, quien es la fuente de salvación y fortaleza diaria mediante la presencia del Espíritu Santo.
2. Entendiendo la Naturaleza y el Origen de la Tentación
Para confrontar la tentación sabiamente, primero debemos entender lo que es.
Definición de Tentación
La tentación es una incitación de nuestros deseos naturales dados por Dios para “trascender los límites dados por Dios”. Un ejemplo de esto es que amar a alguien está bien, pero codiciarle trasciende los límites. En términos simples, es una incitación a desobedecer a Dios, rebelarnos en su contra y actuar a nuestra manera.
El Origen: No Viene de Dios
La tentación no viene de Dios. La Biblia dice claramente que Dios no tienta a nadie. Si Dios fuera parte de la tentación, el versículo que promete la salida no estaría en la Biblia.
Satanás es el tentador. Él es quien nos incita a ser desobedientes a Dios.
La Vulnerabilidad Humana
La tentación es común para todos; toda persona, sin excepción, será tentada por algo. Quien piense no ser vulnerable, debe tener por seguro que lo será. Stanley señala que Satanás atacará donde la persona es vulnerable, yendo a la raíz de su relación con Dios. La meta del diablo es sacar al creyente de la voluntad de Dios para buscar placer momentáneo como sustituto de la obediencia y el amor a Dios.
La mayoría de las personas no entiende cuáles son sus debilidades y, por lo tanto, se exponen a ser tentados, y luego culpan a Dios por ello.
La Distinción Fundamental: Tentación no es Pecado
Una idea falsa muy común es pensar: “Estoy en pecado contra Dios porque he sido tentado”. Stanley es enfático: una tentación en sí no es pecado. Si lo fuera, Jesús habría pecado, pero Él fue tentado tres veces por Satanás en el desierto y no pecó.
El pecado ocurre cuando el pensamiento viene a la mente y la persona:
- Decide aceptarlo.
- Se aferra a eso, piensa en eso y medita en eso.
- Fantasea con el placer que traería.
Dios nos ha dado el privilegio de decidir qué hacer con ese pensamiento. Tan pronto llega el pensamiento, la alarma debe sonar y debemos dejarlo ir. Ser tentado no es pecado, sino lo que hacemos con ello.
Mientras más espiritual sea la persona y más desee vivir como agrada a Dios, más actuará Satanás.
3. Construyendo el Muro de Defensa: Estrategias Sabias
El creyente debe edificar un muro de protección contra Satanás. Dios se esmera en protegernos en tiempos de tentación.
a. Responsabilidad Personal y Consecuencias
El primer paso es asumir la responsabilidad de nuestra tentación: “Señor, soy responsable de haber dejado entrar esto en mi mente y corazón”. Mientras se culpe a alguien más, la puerta queda abierta para Satanás. No se debe conversar con el diablo, pues se perderá.
Debemos enfocarnos en el cuadro completo:
- El cuadro pequeño solo muestra el placer temporal o el provecho inmediato.
- El cuadro completo es: “Esto puede destruir mi vida”.
- Las consecuencias del pecado perduran, mientras que el placer es solo temporal. El diablo no quiere que pensemos en las consecuencias.
b. Identificar la Vulnerabilidad: La Alerta H.E.S.C.
Es crucial identificar los aspectos de debilidad en nuestra vida. Stanley proporciona una alerta de vulnerabilidad, usando cuatro palabras que señalan cuándo estamos más susceptibles al ataque satánico:
- Hambriento (Muy): El cuerpo funciona de cierta forma.
- Enojado (Muy): Se involucran la mente y las emociones.
- Solo (Muy): Se siente la necesidad.
- Cansado (Muy): Simplemente se desea algo.
Este es terreno para un ataque satánico. Si se detecta el ataque, se debe actuar: buscar algo de comer, dejar el enojo, llamar a un amigo o tomar una siesta.
c. Visualización, Amigos Confidentes y La Palabra de Dios
- Visualizar lo Correcto: Antes de que llegue la tentación, debemos visualizarnos haciendo lo correcto. Si el creyente se visualiza haciendo lo correcto, todo su sistema entrará en acción para ayudarle.
- Tener un Amigo Confidente: Es peligroso no tener a alguien. Se debe tener un amigo confidencial en quien se confíe, a quien rendir cuentas, y al cual llamar al verse tentado. Este amigo puede recordarnos las consecuencias de pecar.
- La Palabra de Dios y la Oración (La Defensa Central): No se podrá defenderse de ataques satánicos si no se lee la Palabra de Dios. La mejor forma de edificar esa defensa es que una de las primeras cosas que se haga al despertar sea leer la Biblia. Dejar de lado la lectura bíblica es abrir la puerta al diablo, pues significa: “No tengo tiempo de escuchar a Dios esta mañana”. La Biblia debe convertirse en el libro guía en la vida.
- La Oración Vital: La oración debe ser una parte vital de la vida. Pasar tiempo en comunión con el Padre celestial es más importante que cualquier otra cosa, ya que Él nos guía, fortalece, y nos mantiene alerta antes de que Satanás lance ataques ese día. Si no se pasa tiempo en la Palabra de Dios y en oración, el creyente “se hundirá” y Satanás le atrapará.
4. La Decisión Final: Victoria o Derrota
Como creyente, usted tiene al Espíritu Santo del Dios vivo, quien está allí para protegerle, recordarle que lo que confronta es desobediencia a Dios, y advertirle que esta trae consecuencias desastrosas. Dios no nos obligó a pecar.
Para aquellos que no son creyentes, “no tienen chance” contra el gran poder satánico. Solo al aceptar a Cristo como Salvador, el Espíritu Santo viene a morar en el corazón para guiar, fortalecer e impulsar a decir “no” cuando sea necesario.
La victoria o la derrota es nuestra decisión. Si confiamos en Dios, nos sorprenderemos de cuánto puede mejorar nuestra vida.
Recursos Adicionales: La Palabra de Dios no es una “malla de alambre” en nuestra defensa, sino una “cerca de acero, concreto, firme”. Sin ella, no podemos resistir. La tentación es como un dardo que Satanás lanza a nuestra mente y corazón; debemos haber edificado nuestras defensas para que el dardo no penetre.