Ayuda para nuestra sanidad
Descubra los principios esenciales para recibir sanidad física y emocional y cómo convertirse en un agente ambulante de sanidad dentro de su comunidad de fe. Basado en las enseñanzas del Dr. Charles Stanley de Ministerios En Contacto, este recurso explora el patrón bíblico establecido en Santiago 5, enfatizando que la oración eficaz requiere fe inquebrantable, un corazón puro y un estilo de vida justo.
El Dr. Charles Stanley destaca la paradoja de que, a pesar de ser la nación más rica del mundo, también somos una de las más enfermas, gastando miles de millones en medicamentos e investigaciones médicas. Esta situación plantea la pregunta fundamental: ¿Qué dice Dios sobre el cuerpo humano y la sanidad?.
1. El Patrón Bíblico para la Enfermedad y el Sufrimiento
La primera reacción ante la enfermedad es buscar al médico o ir a la farmacia, haciendo de las soluciones humanas la primera opción en lugar de la voluntad de Dios. Sin embargo, la Biblia nos ofrece un patrón claro para responder al sufrimiento físico y emocional, un patrón que Dios quiso que la iglesia usara.
El libro de Santiago, capítulo 5, establece este protocolo:
- ¿Está alguno afligido? “Haga oración”.
- ¿Está alguno alegre? “Cante alabanzas”.
- ¿Está alguno enfermo entre vosotros? “Llame a los ancianos de la iglesia”.
Enfermedad y Sufrimiento (Físico y Emocional)
Es crucial notar que Santiago distingue entre la enfermedad y el sufrimiento o la aflicción. El sufrimiento puede ser mucho más intenso que la enfermedad física, incluyendo heridas emocionales, dolor, desprecio, amargura, resentimiento, rencor, y pérdidas (de casas, hijos, familia). La enfermedad mencionada en el pasaje puede ser física o emocional.
La Responsabilidad de la Persona Afligida
El patrón es específico: la persona afligida debe tomar la iniciativa. La persona enferma o angustiada debe “llamar a los ancianos de la iglesia”; no deben esperar a que alguien suponga que están enfermos.
El procedimiento incluye:
- Llamar a los ancianos de la iglesia.
- Orar por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.
El Aceite y la Oración
El aceite no tiene nada de mágico y no es lo que sana. Es la oración lo más importante. El aceite es un símbolo de la presencia del Espíritu Santo en algunos pasajes, o un remedio disponible en esos días (como el que usó el buen samaritano). Ungir con aceite significa hacerlo obedeciendo la voluntad y la Palabra de Dios, demostrando confianza en el Espíritu Santo para obrar en el cuerpo físico o en las emociones.
2. Los Tres Requisitos para una Oración de Sanidad Eficaz
La promesa es poderosa: “la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados”. La oración eficaz del justo puede mucho.
Para que la oración de sanidad sea eficaz, debe fluir de una persona que cumpla tres características fundamentales:
A. La Oración de Fe (Convicción sin Duda)
La oración debe hacerse con fe, no dudando nada. La oración de fe debe estar basada en la Palabra de Dios y en la experiencia con Dios en respuesta a la oración.
- La Duda Anula la Oración: El que duda es semejante a la “onda del mar, que es arrastrada por el viento”, y no debe pensar que recibirá cosa alguna del Señor.
- La Fe se Liga a la Palabra: La eficacia del creyente está ligada absolutamente a su relación con la Palabra de Dios. Si se deja de leer la Biblia, el nivel de fe empieza a bajar, y entre más se aparte de la Palabra, menos fe tendrá para confiar en Dios en los momentos cruciales.
B. La Oración de un Corazón Puro (Sin Pecado Guardado)
El problema del pecado está directamente relacionado con la enfermedad y la sanidad. Para que la oración sea eficaz, debe proceder de un corazón limpio.
- El Pecado Bloquea a Dios: Si el creyente se aferra al pecado intencionalmente, Dios no escuchará su oración. La iniquidad en el corazón es una barrera a las bendiciones, a los caminos y a la obra de Dios.
- Afrontar el Pecado: Tanto los ancianos que oran como la persona enferma deben afrontar su propio pecado. Pedirle a Dios sanidad mientras se aferra al pecado es perder el tiempo y no es justo para la persona que ora por usted.
- Confesión Mutua: La Escritura instruye: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados”.
C. La Oración del Justo (Estilo de Vida en Obediencia)
La oración eficaz debe proceder de una vida justa. Un hombre o mujer justa es una persona salva, comprometida con Cristo, cuyo estilo de vida es la obediencia.
- No Perfección, Sino Deseo: Estas personas no son perfectas, pero desean andar en obediencia ante Dios, haciendo que la voluntad de Dios sea parte de sus pensamientos cada día.
- Agente Ambulante de Sanidad: Cuando un creyente vive confiando en Dios y andando en obediencia, se convierte en un “agente ambulante de sanidad del Dios viviente”. Esto conlleva la gran responsabilidad de llevar una vida recta ante el Dios Santo.
3. Obstáculos Modernos a la Sanidad y el Poder Comunitario
Aunque la iglesia es el cuerpo de Cristo y debe funcionar como una familia donde los miembros se cuidan, aman y apoyan, existen barreras que impiden la manifestación de este poder:
- Duda y Rechazo Moderno: Muchos creen que el patrón de sanidad de Santiago solo funcionaba en el primer siglo y no funciona hoy porque “ahora tenemos médicos”.
- Orgullo y Vergüenza: Muchas personas están avergonzadas de admitir sus necesidades o son demasiado orgullosas para pedir ayuda. Cuando uno se cree “muy grande, importante, inteligente o rico”, estará en graves problemas.
- Temor al Fracaso: El miedo a que la oración “no dé resultado” y al “qué dirán” frena la acción.
- Envoltura en Necesidades Propias: Estamos tan ocupados con lo nuestro que no hay tiempo para sentir lo que sienten los demás, lo cual es esencial para orar seriamente por ellos.
- Falta de Dignidad: El pretexto de “no me siento digno” es un error, ya que somos hijos de Dios, y la dignidad no es el punto.
La respuesta correcta ante la aflicción es siempre: “Averigüemos lo que Dios quiere que hagamos”.