PRÉDICA 3 Cosas que debes soltar para sanar | Pastor Freddy DeAnda

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PRÉDICA 3 Cosas que debes soltar para sanar

La vida moderna, saturada de estrés y responsabilidades, lleva a muchos creyentes a la sensación de que “las horas del día no alcanzan”. Sin embargo, la verdad incómoda es que, incluso si Dios nos diera más horas, no serían suficientes si seguimos cargando con pesos que no provienen de Su voluntad. El desafío no es la falta de tiempo, sino un ritmo de vida no saludable y la confusión entre actividad y productividad.

Muchos son adictos a estar ocupados, sonriendo por fuera y pretendiendo fortaleza, mientras que sus almas están vacías y cargan un cansancio profundo. Este agotamiento crónico, que afecta a padres, esposos y trabajadores, exige un análisis sincero: ¿El ritmo que llevo es de Dios o es mío?.

A continuación, analizamos las razones bíblicas de este agotamiento y las estrategias para la sanidad espiritual y el descanso en la presencia de Jesús.


1. El Peligro del Ritmo No Saludable: La Adicción a la Actividad

La sobrecarga no siempre proviene de hacer cosas pecaminosas; a menudo, surge de echarse encima cosas que, aunque no son pecaminosas o malas, no son la voluntad de Dios. El agotamiento afecta incluso a aquellos con el llamado de Dios.

El Ejemplo de Moisés: Agotamiento en el Buen Servicio

Moisés, un hombre llamado y trabajador, se sentaba a juzgar al pueblo “desde la mañana hasta la tarde”. Su suegro, Jetro, observó algo peligroso: un ritmo no saludable.

Jetro lo confrontó: “No está bien lo que haces”. Aunque Moisés estaba haciendo el bien (ayudando a la gente y consultando a Dios), Jetro advirtió que si seguía así, su hija quedaría viuda. Esto demuestra que la actividad, por muy buena que sea, si está fuera del ritmo de Dios, conduce al desgaste y la destrucción.

La Búsqueda de la Gloria Humana

Una causa central de la sobrecarga es la competencia de insatisfacción y la búsqueda de la gloria de los hombres.

Jesús preguntó: “¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?”. Corremos y hacemos lo que hacemos por la opinión de otros (cómo visten, qué manejan, qué van a decir) en lugar de buscar la presencia de Dios, donde Él nos invita a descansar. El ritmo de vida de nuestras casas se llena tanto que no queda espacio para que la gloria de Dios trabaje, prefiriendo la gloria de los hombres.


2. La Elección Fundamental: Marta (Servir) vs. María (Descansar)

La historia de Marta y María ilustra el conflicto más profundo en el corazón del creyente: priorizar el servicio o la presencia de Jesús.

Marta recibió a Jesús en su casa, pero se preocupaba con muchos quehaceres. Al ver a su hermana, María, sentada a los pies de Jesús oyendo Su palabra, Marta se sintió justificada para criticar: “Señor, ¿no te da cuidado de mi hermana que me deje servir sola? ¡Dile, pues, que me ayude!”.

Jesús le respondió: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas“.

El Engaño de la Actividad

Marta creía que su actividad era la “cosa buena”, llegando incluso a criticar a aquellos que escogen la quietud ante Jesús.

  • El creyente corre el riesgo de estar más preocupado de servir y ser visto que de la opinión de Jesús.
  • La congregación a veces prefiere a aquellos que “hacían y deshacían” en su iglesia anterior y son listos para trabajar, ignorando la necesidad de establecer un ritmo saludable y conocer a Dios antes de servir.
  • El alma no se mide por cuánto se hace; el alma se mide por cuánto dependemos y descansamos de Dios.

La Buena Parte: Estar a los Pies de Jesús

María escogió la buena cosa. El gozo, la fortaleza y la energía del creyente provienen de sentarse a los pies de Jesús, bebiendo de Su presencia y llenándose de Su esencia. La Palabra de Dios declara que el gozo del Señor es la fortaleza.

Como hispanos, muchas veces estamos adictos a hacer y no a estar con Jesús. La obra más grande del cristiano es descansar en la obra terminada de Jesús (“Consumado es”).


3. El Modelo de Jesús: La Autoridad de Poner Límites

Jesús mismo, en Su humanidad, experimentó límites y enseñó con Su ejemplo que el descanso y el luto no son pecado.

A. La Necesidad del Reposo y el Luto

La Biblia relata que Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo (Juan 4:6). No es pecado cansarse o descansar, sino que es esencial analizar si el ritmo es saludable.

Cuando Jesús oyó que Juan el Bautista había sido asesinado (Su primo, el que abrió el camino), la Biblia dice que se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado. Jesús necesitó apartarse de la multitud para procesar Su luto y Su dolor.

B. El Costo Relacional de la Carga

La falta de descanso destruye nuestras relaciones. La moneda de cada relación es el tiempo.

El esposo que dice “nunca tienes tiempo para mí” y la esposa que dice “él nunca participa” reflejan el desbalance que surge cuando se prioriza el trabajo (provisión de plata) sobre el tiempo, el cariño y el amor. Si estamos en un ritmo no saludable, sacrificamos el tiempo con nuestra pareja, con nuestros hijos y con Dios.

El creyente debe preguntarse: ¿Quién puede tomar tu lugar como María ante los pies de Jesús, para respirar ante Su presencia?. Solo uno. Pero en el trabajo, millones pueden reemplazarte.

4. Estrategias para Soltar Cargas y Ser Guiados (SEO: Plan de Acción)

La transformación no viene de imponer cambios a otros, sino de cambiar nosotros primero. La única razón por la que algunos no experimentan gozo es porque se han echado demasiado encima.

I. Identificar y Soltar (Decir “No”)

  1. Reconocer la Carga Propia: Identifique las cosas que ha tomado en su vida que no vienen de Dios, ya sean compromisos, un nuevo negocio, o el estrés de mirar al “compadre” y cargarse como otros.
  2. Soltar Cosas Específicas: Pregúntese qué tres cosas necesita soltar esta semana. Podría ser un deporte que le quita el tiempo de Dios, una amistad tóxica, o patrones poco saludables que ha normalizado.
  3. Implementar Límites: Pregunte dónde necesita decir “no” para poder decir “sí” a Dios. El verano (o cualquier temporada de vida) es una oportunidad para establecer límites y hacer de Cristo la prioridad.


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