Cómo Orar Por Algo Imposiblea

La oración es un pilar fundamental de la vida cristiana, pero a menudo nos enfrentamos a desafíos como la indiferencia, la ignorancia, la inhabilidad, la falta de lenguaje, e incluso ataques satánicos que distraen nuestra atención. Dios, consciente de nuestra debilidad, nos ha provisto ayuda para nuestra vida de oración: el Espíritu Santo.

Orar en la carne resulta en fracaso, mientras que orar en el Espíritu garantiza el éxito. En Romanos 8, encontramos siete maneras específicas en que el Espíritu Santo ayuda a los creyentes en su comunión con Dios. La clave para una oración poderosa es no solo ser salvo, sino también estar lleno del Espíritu Santo.

I. Los Desafíos de la Oración (La Batalla Espiritual)

Estamos en una batalla constante contra el mundo, la carne y el diablo, quien activamente busca impedir que oremos. La naturaleza carnal, la “vieja naturaleza” que no se refiere al cuerpo físico sino a la mente anímica, siente antipatia hacia la oración. La mente carnal es enemistad contra Dios y no puede agradarle.

Dios nos ha dado al Espíritu Santo para que nos asista en estas debilidades, ya que a menudo no sabemos cómo orar como conviene o qué pedir.

II. Las Siete Maneras en que el Espíritu Santo Ayuda al Creyente

El Espíritu Santo actúa como un transformador, tomando nuestras oraciones de bajo voltaje y alineándolas con el alto voltaje de la voluntad de Dios.

1. Activación de la Voluntad para Orar

La mente carnal no quiere orar. El primer ministerio del Espíritu Santo es activar su voluntad para orar.

• El Espíritu de Adopción: Al recibir el Espíritu de adopción (el Espíritu Santo), Dios se convierte en nuestro Padre.
• La Naturaleza de Jesús: El Espíritu Santo es el espíritu del Hijo de Dios. Si Él controla su vida, usted tendrá la naturaleza de Jesús y, al igual que para Jesús fue natural orar al Padre, para usted será tan normal como el respirar.
• El Querer y el Hacer: El Espíritu Santo es quien produce en nosotros “así el querer como el hacer por su buena voluntad”. Si no tiene deseos de orar, es porque tiene una mente carnal, que es enemiga de Dios.

2. Animación y Vitalidad del Cuerpo

A veces, el creyente se siente cansado, adormecido o con pereza al orar, y su mente divaga. Este problema puede ser del diablo utilizando el cuerpo para alejar de la oración, como sucedió con los discípulos en Getsemaní.

• Vigorificación: El Espíritu Santo está dispuesto a ayudar en esos momentos, refrescando y poniendo vigor en su cuerpo. El Espíritu de Aquel que levantó a Jesús de entre los muertos “vivificará también vuestros cuerpos mortales”.
• Oportunidad en la Debilidad: Su debilidad no es un inconveniente, sino una oportunidad. Dios dijo a Pablo: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad“. Dios nos hace perpetuamente débiles para que podamos ser perpetuamente fuertes.
• Autosuficiencia vs. Suficiencia de Dios: El plan de Dios es liberarnos de nuestra autosuficiencia y entregarnos a Su suficiencia.

3. Adaptación de Nuestras Peticiones

Frecuentemente, los creyentes no saben cómo o por qué orar. Nuestras oraciones, si no son guiadas, pueden convertirse en un pantano estancado en lugar de un río poderoso.

• Intercesión Conforme a la Voluntad de Dios: El Espíritu Santo nos ayuda adaptando nuestras peticiones. Romanos 8:27 asegura que “el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”.
• Peticiones Desenfocadas: A veces, las personas oran con más interés en mantener a los santos fuera del cielo (pidiendo sanidad) que a los perdidos fuera del infierno. Dios puede dirigir nuestras oraciones en el sentido de sanidad, pero Jesús oró para que los Suyos fueran donde Él estaba.

4. Administración del Acceso a Dios

Usted no puede presentarse súbitamente ante Dios. El Espíritu Santo de Dios es quien nos da acceso a la presencia de Dios.

• Acceso por Cristo en el Espíritu: Por medio de Jesús, tenemos entrada “por un mismo espíritu al Padre”.
• Guía Celestial: Al llegar al trono de la gracia, el creyente tiene un Padre a quien orar, un Salvador en nombre de quien orar, y el Espíritu Santo, quien actúa como una “persona de la realeza” que lo lleva y le guía a Su presencia.

5. Articulación de Nuestras Palabras (Gemidos Indecibles)

A veces, nuestros pensamientos son tan profundos, grandes e imponderables que no podemos expresarlos con palabras. Es en esos momentos que se necesita orar en el Espíritu.

• Orar Sin Palabras: La Biblia afirma que el Espíritu Santo intercede por nosotros “con gemidos indecibles”.
• Dolores de Parto: La palabra “gemido” en el original implica dolores de parto, que son gemidos de “dolor transfigurado por la esperanza”.
• Unión Espiritual: Cuando oramos, el Espíritu Santo se funde con nuestro espíritu humano en una oración silenciosa tan intensa que no puede ser escuchada.

6. Declaración de Nuestra Confianza

La oración lleva a una declaración de confianza en la voluntad soberana de Dios. El Espíritu Santo nos revela el propósito de Dios:

• El Propósito de Dios: La respuesta a “¿Cuál es el propósito de Dios?” es que “seamos hechos conforme a la semejanza de su hijo”.
• Todas las Cosas para Bien: Aunque usted pida una cosa y Dios le dé otra, todas las cosas obran para su bienestar, ayudándole a ser cada vez más semejante a Jesucristo. La oración no convierte a Dios en un “mensajero celestial” para complacer caprichos, sino que es el plan de Dios para hacerle a usted a la semejanza de Su Hijo.

7. Amplificación de Nuestra Victoria

El diablo odia que usted ore y lanza toda la artillería del infierno en su contra para impedir que se concentre.

• Seguridad en Dios: Romanos 8:31-32 pregunta: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”.
• El Secreto de Satanás: Si el creyente no puede orar, Satanás lo vencerá siempre, pero si logra orar en el Espíritu, el creyente vencerá siempre. Orar en la carne lo deja como “presa fácil de Satanás,” pero al orar en el Espíritu, la victoria es segura.