Cómo resolver problemas con oración
El Dr. Charles Stanley, en su mensaje “Cómo resolver problemas con oración”, establece que la vida en un mundo caído está inherentemente llena de dificultades y promesas rotas, sin importar la cultura o el idioma. No hay un tiempo sin problemas. Sin embargo, la conversión al cristianismo proporciona un recurso poderoso para manejar y solucionar estos problemas, sean pequeños o tan grandes que parezcan insuperables o imposibles.
El propósito de este mensaje es mostrar la manera correcta de responder a cualquier adversidad que se enfrente. Stanley enfatiza que Dios ha proporcionado modelos a seguir y soluciones claras en Su Palabra.
El Patrón de Solución: Lecciones de 2 Crónicas 20
El Dr. Stanley utiliza el relato del Rey Josafat en 2 de Crónicas, capítulo 20, como el patrón clave (o “clave”) que nos guía para enfrentar cualquier circunstancia.
El contexto histórico muestra que Josafat, rey de Judá, era un buen rey bendecido por Dios. No obstante, se enfrentó a un problema gigantesco: tres ejércitos —los hijos de Moab y Amón, junto con otros— se levantaron en guerra contra él, superándolo en número. Josafat no tenía una solución sencilla; esta situación de desventaja (al menos 3 a 1) constituye un problema mucho más grande que él.
El modelo de respuesta de Josafat sirve como una guía clara para todos, sin importar si los problemas son grandes, pequeños, dolorosos, extenuantes o impredecibles. Stanley anima a anotar este patrón de 8 puntos, ya que es una manera de actuar que sabemos que funciona e involucra a Dios.
A continuación, se presenta el patrón de respuesta a los problemas basado en la enseñanza del Dr. Stanley:
1. Creer que a Dios le Interesan sus Problemas
El primer paso es la certeza de que Dios se interesa personalmente en lo que usted enfrenta, sea lo que sea. Si una persona siente que Dios está demasiado ocupado o que su problema es muy pequeño, o que son insignificantes, la oración por sí sola no será efectiva. Josafat, al recibir la noticia del inminente ataque, no dudó en consultar a Jehová.
A Dios sí le interesa. Los seguidores de Jesucristo deben saber que Dios se interesa en cada detalle de su vida.
2. Entender que Dios es Más Grande que el Problema
No importa cuán grande, antiguo o imposible parezca un problema, Dios es más grande. Es un error pensar que lo que ocurre en nuestra vida es más grande que Dios. Stanley cita Jeremías 32, recordando que Dios hizo el cielo y la tierra con Su gran poder y brazo extendido, por lo que “ni hay nada que sea difícil para ti”. Dios no se inquieta ni se enoja cuando venimos a Él con dudas, temores o angustias, pues Él ya lo sabe todo.
Su grandeza significa que nos ayudará a superarlo.
3. La Primera Respuesta debe ser Buscar al Señor
Aunque las personas suelen buscar soluciones en los extremos y consideran a Dios como un último recurso, Él debe ser el primero. Josafat inmediatamente humilló su rostro para consultar a Jehová e hizo pregonar ayuno a todo Judá.
Buscar al Señor como prioridad en la vida tiene un efecto inmediato: los problemas menguan y disminuyen porque Dios se vuelve cada vez más grande en nuestra mente. Al empezar la oración, se sugiere decir “Padre” para establecer la dirección e invitar a Dios, con todo Su amor y poder sobrenatural, a confrontar el asunto.
4. Tomar una Posición Involucrando a Otros (Opcional)
Josafat no solo buscó a Dios personalmente, sino que convocó a toda Judá a reunirse, ayunar y orar para pedir socorro y ayuda a Jehová. Esto se debió a que el problema de la invasión afectaba a toda la nación.
Dios puede desear involucrar a otras personas en nuestros problemas. Cuando otros oran por nosotros y ven la sanidad o la ayuda que recibimos, su propia fe se fortalece. El creyente debe interesarse en la vida de sus hermanos en la fe, ya que el crecimiento espiritual ocurre al ver el trato de Dios en la vida de otros.
5. Dios Dará una Solución
Si Dios estuvo dispuesto a dar a Su Hijo para morir en la cruz y perdonar nuestros pecados, claro que nos dará la respuesta a nuestros problemas y nos facultará para resolverlos con Su guía y dirección. Dios no quiere privarnos de nada.
6. Entender la Demora de la Respuesta
A veces, Dios demora la respuesta a nuestras oraciones, no porque no le importe o no quiera responder, sino porque Su enfoque principal está en nuestra consagración. Dios se interesa más en que aprendamos a confiar en Él y a ser conformados a la imagen de Su Hijo.
Si Dios ve que hay algo en nuestro corazón que no debería estar allí, Él nos ama demasiado como para darnos lo que queremos demasiado rápido. A veces, la demora es necesaria para confrontar asuntos internos que, si no se resuelven, resurgirán más adelante.
7. Centrar la Oración en Dios, no en el Problema
Un paso crucial es que nuestras oraciones deben centrarse en Dios, Su poder y Su grandeza, y no en la narración de la dificultad o el dolor. Stanley señala que Josafat, en su oración, hizo constantes referencias a Dios: “Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos… ¿No está en tu mano tal fuerza y poder…?”.
Al enfocarnos en Dios (Sus recursos, Su amor, Su grandeza), el problema disminuye de tamaño en nuestra mente. El Espíritu de Dios reaviva la fe, permitiendo que la actitud y los sentimientos cambien. Josafat admitió su debilidad (“no hay fuerza contra tan grande multitud… no sabemos qué hacer”), pero concluyó: “y a ti volvemos nuestros ojos”.
8. La Solución de Dios Requiere un Acto de Fe y Obediencia
La solución de Dios casi siempre desafía nuestra fe, especialmente si se trata de un asunto importante.
En el caso de Josafat, Dios le habló a través de un profeta: “La batalla no es vuestra; es de Dios”. La dirección divina fue un acto de fe radical: Josafat debía formar el ejército, pero el coro y la orquesta debían marchar delante para cantar y alabar a Dios. Esta alabanza, que exaltaba a Dios, era el verdadero acto de fe.
Josafat confió y obedeció, y Dios confundió a los ejércitos enemigos, haciendo que se atacaran entre sí, de modo que cuando Judá llegó, los enemigos ya estaban muertos. Si Dios nos pide hacer algo que parece imposible, la victoria ya se ha ganado. La pregunta clave es si vamos a confiar en Él.