Comience su día con el devocional gratuito en contacto. Suscríbase hoy mismo. [música] Dr. Charles Stanley: El Hijo de Dios, el Señor Jesucristo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida, nadie viene al Padre, sino por mí. Por tanto, vayan por todo el mundo enseñando y predicando el evangelio a toda criatura, hasta lo último de la tierra”.
locutor: En Contacto, el ministerio de enseñanza bíblica del Dr. Charles Stanley. Hoy en el programa “En Contacto”, “El Espíritu Santo: Nuestra ayuda en la oración”. Dr. Stanley: Uno de los más poderosos privilegios para todos es el privilegio de orar. Es decir, tenemos el privilegio de hablar personalmente con el único y verdadero Dios vivo.
Y lo maravilloso de eso es esto: que Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo se involucran toda y cada vez que oramos. Y estoy convencido de que si entendiéramos lo que en verdad sucede cuando oramos, oraríamos más, con más frecuencia y veríamos más resultados. Yo confío hoy en que este mensaje los va a animar en su oración si entienden un poco mejor lo que pasa exactamente cada singular ocasión en la que acudimos a Dios en oración.
Este mensaje se llama “El Espíritu Santo: Nuestra ayuda en la oración”, y es parte de nuestra serie titulada El poder del Espíritu Santo en la vida del creyente. Y quisiera que me acompañe a Romanos, capítulo 8. En este pasaje familiar, Pablo nos da una explicación de lo que en verdad ocurre cuando usted y yo oramos.
Veamos el versículo 26, leamos todo el 26 y también el versículo 27. Dice así: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”.
Hay 3 verdades principales que quisiera que entendamos de este pasaje y que creo que nos infundirán aliento. Y la primera es esta y es que necesitamos la ayuda del Espíritu Santo al orar. Necesitamos que el Espíritu nos ayude en la oración. Y una de las razones principales es que se nos dificulta orar. Es decir, hay momentos en que, al orar, no sabemos qué pedirle a Dios, no sabemos cómo pedirle.
Y en ocasiones cuando no sabemos expresar con exactitud lo que sentimos, no sabemos la voluntad del Señor. Hay veces, cuando oramos, que llegamos a una situación y no hay forma de conocer todas las circunstancias, lo que Dios está haciendo en determinada situación, y a veces luchamos en nuestras oraciones.
Bien, eso no tiene nada que ver con nuestra espiritualidad; así que no evalúe su espiritualidad de acuerdo a cuando se le dificulte orar o no porque en ningún lugar de la Biblia dice que podemos orar en todo momento, exponerlo todo, saber la voluntad de Dios y obtener una respuesta. Cuando nos arrodillamos para orar y nos hallamos luchando: “Señor, ¿cuál es tu voluntad? Dios, ¿cómo expreso esto? Eh, ¿qué debo decir? ¿Cómo puedo expresar mis sentimientos y Dios…?”.